ayer y hoy

José Luis Delgado

Publicidad algo dudosa

Algunos anuncios sirvieron ayer para engañar a nuestros abuelos y hoy a los nietos Medicinas que lo curan todo, crecepelos mágicos para los calvos y dietas milagrosas de adelgazamiento

Hemos seleccionado algunos anuncios de la prensa granadina de las primeras décadas del siglo XX realmente sorprendentes por el gran parecido que tienen con algunos actuales.

Ya comenté en su día el anuncio del "mágico" peine eléctrico White´s que se presentaba ante los lectores con este pareado: "No puede fallar, salvo que su cabeza sea una bola de billar". Valía 35 pesetas si lo querías con mango y 75 si el mango era de lujo. Además te ofrecían pilas de recambio a 1,90 céntimos y una bombilla con enchufe a 1,50 para acoplarla al primer diente del peine y comprobar que pasaba perfectamente la corriente. Y como regalo, un elegante estuche y el manual de instrucciones. Adquirir el producto era sencillo, se decía estar en las buenas perfumerías, droguerías y peluquerías, pero había que remitir el dinerito a Barcelona y por giro postal a un tal Javier Coll, según se decía al pie del anuncio.

Los calvos estaban de enhorabuena. El anunciado Capilar Americano era un tratamiento especial que haría desaparecer la calvicie. No solo hacía crecer el pelo sino que además quitaba los dolores de cabeza, eso decía. Valía 6 pesetas el frasco, aunque se aplicaba gratis; la casa vendedora, que estaba en Barcelona, apostaba 1.000 pesetas a que el pelo crecía.

En la Droguería de San Gil se anunciaba el "verdadero vendaje Barrére" de la firma M. Barrére para los herniados. Su eficacia estaba garantizada. Desaparecía la hernia. El Arsenical X2 se publicitaba como un compuesto para la sífilis y enfermedades de la piel a base de yodo, hierro y fósforo en forma de "albuminatos" y se decía que iba bien por su alto poder "reconstituyente y bactericida". Lo vendía la Farmacia de J. Zambrano en la calle Reyes.

Milagrosas eran las 20 Curas Vegetales del Abate Hamon para "enfermos desesperados"; en el anuncio se leía "si toma este producto vivirá muchos años" y aparecía la figura de un abate con cara de santo diciendo que estaba hecho a base de plantas naturales y que curaba todas las enfermedades; desde la diabetes a las úlceras de estómago; atenuaba los dolores de la menstruación, expulsaba las lombrices y cortaba las diarreas. Había que pedirlo a Barcelona y pagar contra reembolso.

La Droguería de Ricardo González de la calle Marqués de Gerona anunciaba un Glicerofosfato de cal granulado 'Espinar' como producto indispensable para las madres que están criando porque "aumenta la riqueza nutritiva de la leche", pero además cura "las neurastenias, el raquitismo, la debilidad y el decaimiento". Esta misma marca Espinar anunciaba también un restaurador del cabello negro y castaño llamado Cabellina. Advertía que este pelo teñido no sería notado ni por los más íntimos puesto que no manchaba las almohadas. El famoso preparado Vesta para la higiene del cabello hacía desaparecer las canas y curaba todas las afecciones del cuero cabelludo. El frasco valía 10 pesetas y había que pedirlo a Madrid.

Invento realmente revolucionario era el Electro Akustic, único aparato con el que los sordos oyen. Se decía que la sordera había sido vencida por la electricidad. Se hacían pruebas públicas en el Hotel Victoria de Puerta Real y allí mismo se vendía. Las mujeres estaban felices con la Creme Tokalom que se vendía en Tarifa e Hijos de la calle Reyes. Era una crema de tocador americana invisible con elementos regeneradores que son absorbidos por los músculos subcutáneos. Eso decían los periódicos ayer.

Hoy se lee que puedes perder 20 kilos en dos semanas con una dieta de adelgazamiento. La foto del plato combinado que hay en las cartas de los bares en nada se parece al que luego te sirve el camarero. Ayer picaron los abuelos y hoy los nietos. Aunque esto que les cuento son veniales mentirijillas al lado de los escandalazos de Bankias y Pujolazos.

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