Me educaron en un colegio religioso y allí me inculcaron principios. Amor al prójimo, no mentir, respeto a la vida de otras especies... Crecí viendo cómo aquellos que me adoctrinaban no respetaban al prójimo, de amarlo ya ni decir. Crecí viendo cómo los que ostentaban el poder, y debían ser ejemplo, mentían; crecí viendo cómo desaparecían especies, y hemos dicho adiós hasta a la tortuga de las Galápagos. He sido testigo de cómo a los que defendían esas máximas se los tragaba la tierra y aquellos que se ensañaban con cada principio despegaban como cohetes. Crecí viendo a mi padre golpearse por las esquinas con sus principios por montera. Se murió y me dejó como única herencia la reliquia de unos principios desfasados, caducos y arcaicos que me empeño en defender. Me gusta el fútbol. Mucho. Pero no seguiré el Mundial y no lo haré por principios. No quiero convertirme en cómplice de un evento que antepone los tejemanejes de unos facinerosos a los derechos más elementales. FIFA es una organización de invidentes interesados, no hay más que ver en YouTube el documental: 'Qatar: El mundial a sus pies. Todos los hombres de FIFA'. No es trendy tener principios. Ahora toca apoyar a la selección. Se comprende entonces que la ministra de Trabajo de Argentina, Raquel 'Kelly' Olmos, priorice el Mundial a una economía nada solvente: "Después seguimos trabajando la inflación, pero primero que gane Argentina". Abdullah Ibhais, ex director de Comunicación del Comité Organizador del Mundial de Qatar, fue detenido, según informa Amnistía Internacional, horas antes de que pudiera entrevistarse con periodistas noruegos que investigaban la situación de la población migrante. Condenado a tres años de cárcel. La vida de una mujer en Qatar depende del varón. Una mujer divorciada pierde la tutela de sus hijos. Noof al Maadeed desapareció después de denunciar a la policía amenazas familiares. Se desconoce su paradero. La homosexualidad está penada con hasta siete años de prisión... Bajo el lujo de los edificios se hacinan seres humanos que, como las cucarachas, desaparecen para no ser aplastados por la suela de un zapato caro. Human Rights Watch, Amnistía Internacional y FairSquare han pedido un fondo que compense a los migrantes por los daños y las muertes en Qatar y FIFA no se compromete. Todo en Qatar es tan falso como los dorados que forran las paredes, tan frío como la fastuosidad de los mármoles. La verdad es la arena de un desierto que esclavos apartan con sopladoras como si fueran las hojas de un árbol caduco. FIFA sabe que todo se olvidará en el fragor del campeonato. Entre banderas y emoción, unos mueren reventados y otros salen millonarios. Por principios, no veré este mundial.

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