Referéndum, ya

Referéndum de autodeterminación, ya. Y que se vayan al carajo. Pero no caerá esa breva

En octubre de 2017, en plena efervescencia de la deriva independentista catalana, se publicó un libro titulado Transición. Historia de una política española (1937-2017), obra de Santos Juliá, catedrático emérito de Historia Social y Pensamiento Político. Lo leí en el verano del año siguiente con ganas de intentar comprender algo más allá de los titulares de cada día, de la bronca y acusaciones continúas entre los grandes partidos nacionales. Hace unas semanas, se ha publicado Ni una, ni grande, ni libre, la dictadura Franquista de Nicolás Sesma, profesor de Historia de España en la Universidad Grenoble Alpes. Lo he leído casi del tirón, con los mismos deseos de salir de los titulares diarios y la bronca continua entre partidos.

Quisiera encontrar en la historia de este país algo que me explique las razones por las que un partido que se llama español y socialista se deja en manos de partidos que menosprecian a España, que no desean defender sus colores y que defienden intereses particularísimos, tanto que son de un solo individuo. Y parece olvidarse que el progresismo, del que dice ser adalid, se basa en la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos y ciudadanas. Igualmente, en esas lecturas, querría encontrar las razones por las que ese partido es tan capaz de pactar con las derechas nacionalistas de los vascos y de los catalanes, pero ni se le ocurre hacer ningún tipo de concesión a la derecha del resto del país. La excusa es que la derecha me puede quitar el poder y que todo vale para seguir en el gobierno.

Tras revisar esas historias, llegó a la conclusión de que lo mejor sería que vascos y catalanes se independizaran y dejaran de chantajear al resto de la nación. Así, a lo mejor populares y socialistas se pondrían de acuerdo en solucionar los problemas del resto y no solo atender a las peticiones de esos territorios que son insaciables y siempre van a seguir pidiendo más y más. Pero por desgracia, no es que Europa lo vaya a impedir, eso no ocurrirá porque en realidad esos que dicen odiar a España lo que quieren es seguir enriqueciéndose a costa del resto de los territorios, seguir presumiendo de sus diferencias y riéndose del resto de los desgraciados que solo se sienten españoles. Y así lo están haciendo desde hace más de un siglo, esto no empezó en octubre de 2017. Referéndum de autodeterminación, ya. Y que se vayan al carajo, pero no caerá esa breva. Vale.

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