Soluciones a una crisis sanitaria

La existencia de 17 modelos de sistemas de salud, con plenas competencias, no ayuda mucho que digamos

La práctica totalidad de los medios de comunicación de nuestro país, se están haciendo eco de las movilizaciones en la Sanidad, que comenzaron a finales de 2022 y se mantienen desde el inicio de este nuevo año. La situación de colapso de la Atención Primaria de salud, tanto de la edad adulta, como pediátrica, que se precipitó a raíz de la pandemia y que se mantiene en la actualidad, ha encendido todas las alarmas de un sistema público sanitario, que durante muchos años ha sido 'la joya de la corona' y que actualmente atraviesa una crisis importante, probablemente sin precedentes. Debemos intentar buscar una rápida y definitiva solución a esta situación, dado que se está comprometiendo tanto la calidad asistencial como la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario público y universal. Ante esta situación, la existencia de 17 modelos de sistemas de salud, con plenas competencias, en un contexto de co-gobernanza, en el que el Ministerio interpreta un mero papel de coordinación, más bien testimonial, no ayuda mucho que digamos. El déficit de médicos de determinadas especialidades, que podría paliarse, al menos en parte, gracias a la libre circulación de profesionales, es complicado debido a la dificultad que revisten los traslados de plazas interregionales o el acceso a las bolsas de trabajo en las diferentes autonomías. De otra parte, es preciso ampliar de forma urgente las plazas de acceso a nuestras facultades de Medicina y fidelizar la permanencia en nuestro país de los recién graduados, evitando el éxodo a otros países. Y como no, recuperar la motivación de nuestros jóvenes diplomados para el ejercicio de la medicina y enfermería de familia, recuperando esa pieza clave, del médico o el enfermero de cabecera, cercano y conocedor de los problemas del paciente. Todo ello, bajo la batuta de un ministerio de Sanidad, que marque la política de las 17 consejerías sanitarias, obligando a un gasto creciente, pero común en todas ellas y a un salario y carrera profesional, justos y que no difiera de una a otra, como en la actualidad. Por supuesto, esta situación idílica, solo será posible en el mismo punto y hora en el que la mayoría de los partidos políticos, fijen una política de consenso y gasto en materia de sanidad, que responda a las necesidades actuales y futuras del ciudadano y que esté por encima de cualquier ideología política, evitando que la salud se emplee como arma electoral.

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