Se ha suicidado. No hay nota de despedida. Un motivo que les haga más llevadero a los vivos el protagonismo de esa muerte absurda que les acompañará para siempre. Aducen razones personales, razones laborales. Dan por hecho el suicidio. De extraño carácter, leo en algunas declaraciones. En otras arguyen que las causas habría que buscarlas en problemas de tipo personal, aunque acto seguido también leo que sus allegados nunca esperaron un desenlace semejante. Pero quitarse la vida no suele ser un desenlace esperado ni siquiera en esos casos en los que el suicida nació con pretensiones de convertirse en cadáver. Leo que las causas habría que buscarlas en problemas de tipo laboral, sin embargo, las palabras del suicida, un investigador que ha dado con la clave de su investigación, son entusiastas: "El tratamiento funciona. En todo este mes no hemos tenido muertes entre las personas tratadas. Solo los pacientes que han mejorado para sanar o se han estabilizado. Nadie empeoró. Ya no es anecdótico: tenemos testimonios e historias clínicas de muchos pacientes. Hemos enviado todo a la comunidad científica, estamos a la espera de su publicación. Pero me gustaría aclarar una cosa". ¿Qué sería la cosa a aclarar? En el Corriere della Sera no se especifica. Extrañas son las declaraciones del director del hospital donde llevaba a cabo sus investigaciones: "Era una persona verdaderamente exquisita: honesto hasta el final, siempre dando su vida por los demás. Durante la primera ola del Covid dio lo mejor de sí mismo y fue apreciado tanto por sus colegas médicos como por los cientos de pacientes que han tenido que tratar con él. Había invertido mucho en la investigación del plasma, una cura que ahora ha sido abandonada".

Se llamaba Giuseppe De Donno, tenía 54 años, era neumólogo y había invertido su energía en el tratamiento del Covid mediante plasma hiperinmune. Y me vienen a la cabeza las películas de los 50, en las que científicos desaparecían o aparecían extrañamente "suicidados", sus carteras de piel vacías, desaparecidos los apuntes de su investigación. En Business Insider especifican los beneficios disparados de las farmacéuticas durante la pandemia. Miro la foto de Pascal Soriot de AstraZeneca, que sonríe con una sonrisa muy diferente de la que luce De Donno en la foto que el periódico ha escogido para dar la noticia de su muerte. Las biotecnológicas en la carrera por la vacuna pasan a ser rentables, de hecho han vivido sus primeros periodos de rentabilidad gracias a las ventas de la vacuna del coronavirus. Somos una sociedad políticamente correcta en la que el asesinato no tiene cabida sino es en los bajos fondos, por eso los investigadores se suicidan y las testigos de un juicio por corrupción mueren de infarto la noche antes de declarar ante el juez. Me froto los ojos e intento dejar de ver el mundo en blanco y negro. No puedo.

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