Sus trazos dispares y los colores vivos delatan que los autores de las obras que han aparecido en esta pared de la ciudad no levantan un palmo del suelo. En una ciudad donde los grafitis están prácticamente prohibidos y los artistas callejeros se tienen que esconder o buscar muros ocultos para demostrar su arte, llama la atención que a estos pequeños les hayan permitido estampar sus dibujos sin ningún problema. Cada uno con su nombre y con sus características, la verdad es que dan un colorido especial al asfalto.

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