Granada vive un fin de semana raro, con muchos alicientes. Es raro porque el curso de los niños ha acabado, los futuros maestros se la juegan en las oposiciones, el ferial está medio gas y esperando darse una última alegría en la jornada definitiva mientras muchos granadinos están deseosos de bajar a la playa y aprovechar las primeras horas de verano entre el olor a salitre y las brasas de San Juan. O los que sencillamente quieren salir un rato de la monotonía de la ciudad y se van con la música a otra parte. Además, el gran acontecimiento es el regreso de José Tomás en Granada (la ciudad soñada del diestro de Galapagar) que atraerá a la ciudad a gente de mucho poder adquisitivo, a famosos, empresarios y hasta 90 medios de comunicación. En definitiva, hay muchas alternativas y un calor muy pegajoso para quedarse a vivir a tope la oferta de una ciudad que encara su último fin de semana sin AVE. Precisamente, con la llegada de los nuevos trenes lo que quiere la capital es salir del encasillamiento de ciudad de fin de semana. No parece tarea fácil pero por intentarlo que no quede.

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