Vinos y libros

El marco del Jerez también ha producido, a la par que grandes vinos, una rica literatura

Hay que reconocer a los franceses sus aciertos elaborando vinos y, a la par, escribiendo ese tipo de libros que han cambiado la forma de ver y vivir el mundo. Pero aún reúnen otro mérito más: gracias a las investigaciones de sus historiadores han logrado establecer un llamativo puente entre producción vinícola y creación literaria. Un buen ejemplo puede encontrarse en una conocida biografía de Montesquieu realizada por Jean Starobinski, especialista en el Siglo de las Luces. En su estudio, para crear un ambiente propicio, empieza con el ejemplar precedente de Montaigne, el autor de los Ensayos, que supo compaginar, día a día, la escritura de su célebre libro con el cultivo de su viña en Burdeos. Después, pasa a Montesquieu de manera ya más detenida. Y expone, con bastante enjundia estilística, como es posible tender un palpable paralelismo entre los dos tipos de vinos -extraídos de las dos viñas que Montesquieu poseía en sus dominios de Burdeos- y sus dos famosos libros, escritos allí mismo, El espíritu de las leyes y las Cartas persas. Y para colmo, esa función complementaria, entre bebida y escritura, entre vinos y lecturas, según Starobinski, se mantiene todavía viva y es posible captarla tres siglos después. Como cabe sospechar, todo esto es puro artificio literario que, de no estar escrito por el mejor conocedor del pensamiento ilustrado francés, resultaría risible. Pero precisamente ahí reside su irónico encanto y su credibilidad: se sabe que si no todo, casi todo, es pura invención, pero no deja de ser un ingenioso invento el exponer esta sutil complicidad entre vinos y libros. No sería extraño que algunos lectores franceses se hayan mostrado dispuestos a experimentar si se comprende mejor El espíritu de las leyes paladeando un caldo bordelés, o si se cata este último mejor leyendo, a la vez, las Cartas persas. De todos modos, lo significativo es este afán francés por fundir vinos y letras como si formasen parte de una misma cultura y de un mismo entramado. Un juego intelectual que prestigia y alimenta a todos sus componentes. Por eso, viene al caso recordar que en España se cuenta con una variedad de vinos, en el entorno del marco del Jerez, que también ha producido, a la par que grandes vinos, una rica literatura. Pero, con escasas excepciones, esos testimonios literarios apenas han sido utilizados para apreciar mejor su calidad y su papel social. Y este, tal como hacen en Francia, quizás sea el mejor maridaje que los vinos del marco del Jerez necesitan.

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