Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Vox y el moro Muza

Abascal, como el moro Muza, propone conquistar España, desde Andalucía. ¡Ocho siglos de reinado le esperan!

La conquista de España hay que empezarla por el Sur, como manda la Historia. Como Muza, el Cid Abascal lo va a intentar desde Andalucía. "¡Han entrado los moros en España!", se lamentaba Agustín Serrano de Haro en su libro Guirnaldas de la Historia (1947), subtitulado Historia de la cultura española contada a las niñas. Y por si las niñas no se habían asustado lo suficiente con la incursión africana, seguía: "España, casi entera, es sometida al despotismo de una raza extraña, fanática y brutal que ni comprende ni quiere la luz del Evangelio… Un califa había dicho: "Nosotros debemos comernos a los cristianos y nuestros hijos a sus hijos". ¡Qué espanto! Pero no comparemos a Vox con estos moros. Hay moros buenos. Y los del Cid Abascal, los que quieren implantar su primer reino de taifas en Almería, son hasta ecologistas. Respetuosos con el medio ambiente, van a hacerse con España a caballo, como Curro Jiménez se hizo con la Serranía de Ronda. Así aparecen en un vídeo electoral: cabalgando orgullosos las tierras del Sur, como los señoritos latifundista, antes del Land Rover. Los nobles brutos dejarán el territorio totalmente cubierto de estiércol. Cuando lleguen a Covadonga, la semilla del bien germinará en el secarral de la patria gracias a las mierdas nutricias de los equinos. Los moros son buenos o malos según convenga. Los moros que ayudaron a Franco en el golpe de Estado (éste, sí) del 36 eran cojonudos. Por lo menos para el falangista Agustín de Foxá que, en un romance aparecido en el diario Patria de Granada, el 17/07/1936, después de pasear a los moros en los aviones que los traían de África por las ciudades de Andalucía, mostrándoles sus bellezas, los azuza contra el enemigo con estas palabras: "Que al otro lado del monte / los hombres sin Dios te aguardan, / con tanques de oro judío / y cien banderas de Asia. / Si mueres, Abedelazis, / sobre los surcos de España, no el Zoco Chico de Tánger / celebrará tus hazañas, / ni el domador de serpientes / cantará sólo tu fama. / Los poetas de Castilla / te dirán en lengua brava: / "También tienes tu lucero, / español de piel tostada". El mismo Abascal, si encuentra algún tabor de regulares, de piel tostada, que le ayude a librar a España de "los hombres sin Dios", a lo mejor le arregla los papeles para que le haga de guardia mora.

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