El prisma

javier / gómez

ZP rehabilitado

TANTO en las elecciones generales como en las andaluzas, en las que el PSOE salió ampliamente derrotado por el PP -en las segundas de forma dulce, pero derrotado-, mentar a Zapatero parecía absolutamente prohibido en cualquier mitin socialista, cual nombre de Yahvé en La vida de Brian. Mañana el PSOE andaluz rescata a su anterior líder del almacén de jarrones chinos para entregarle, en un acto en Sevilla, el premio Clara Campoamor por su defensa de la igualdad. Resulta curioso que la rehabilitación pública de Zapatero llegue del PSOE andaluz, que tanto tiene por rehabilitar y purgar. Entre otras cosas porque si no hubiera sido por el olvido, casi destierro mental, de los suyos, posiblemente la imagen del ex presidente no se hubiera deteriorado tanto. Y en sus siete años de gobierno ZP hizo bastantes cosas de las que bien podrían haber presumido en campaña, en lugar de negarlo como San Pedro. Nos sacó de la guerra de Iraq; logró, no sin grandes disgustos, el fin de ETA; aprobó el matrimonio homosexual y la ley de Dependencia; amplió el permiso de paternidad a quince días y consiguió la mejor y más independiente RTVE que hemos conocido, después desmantelada por el PP. Y luego tuvo el valor de reconocer el fracaso de su proyecto, adelantar las elecciones y retirarse sin hacer ruido, ni siquiera para defenderse de enemigos y propios.

¿Fue Zapatero un gran presidente o el peor de la historia, como sostienen sus críticos? Posiblemente ni una cosa ni la otra, pero el PP parece estar poniendo todo su empeño en confirmar aquello de que "otro vendrá que bueno me hará". Año y medio después resulta difícil sostener que España vaya mejor con Rajoy, peor valorado en las encuestas que el peor Zapatero. Y el principal problema, el paro, se ha multiplicado y la corrupción política es ya el segundo.

El mayor defecto de ZP, de Bambi, era ser un demagogo e iluso que creía que el dinero público era gratis, un optimista irresponsable que olvidó que gobernar consiste a veces en decir no, en tomar la decisión impopular pero necesaria. El peor defecto de Rajoy es lo inverso: creer que el dinero lo puede todo, que soñar es un lujo y que gobernar consiste en hacer lo contrario de lo que la gente que te votó quiere que hagas. Zapatero tuvo un pésimo gusto para elegir ministros. Rajoy no le va a la zaga. Sería un buen concurso, mejor que el de los famosos y el trampolín, ver quién escogió peor. Ana Mato y sus viajes y comuniones, Báñez y su virgen del Rocío, y Fernández Díaz y su pervivencia de la especie, versus Pepiño Blanco y sus constructores y laboratorios, Bibiana y sus miembras, y Leire Pajín y sus acontecimientos planetarios.

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