Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Zombis

En la contra, la duquesa de Alba bailando con reclusas. En la portada, Zidane feliz por el gol de la novena en Glasgow

Vaciando el cuartillo, me he quedado vacío. Me topé con muchos yoes, que diría Castilla del Pino, ¿era yo? Pues sí, retazos y recortes de otros tiempos y otros periódicos, cuando vivían mis padres y todavía no estaba mi hijo en este mundo. Tan vacío que podía haber enviado un escrito de hace diez, quince, veinte, veinticinco años. Le quitas un par de nombres y das el pego. Sigo siendo el mismo. He visto notas laudatorias que me mandaron la duquesa de Alba, Caballero Bonald, Javier Marías, Juan Cruz o Miguel Delibes. Éste dándome las gracias por el partido que le saqué a una charla radiofónica en vísperas de un Betis-Valladolid. El mismo partido con el que se abre la temporada en Heliópolis dentro de un mes. La vida es una noria y el fútbol son sus ejes. De todos papeles, como espectros de mí mismo que me quieren atrapar, ¡tiempo, detente! Como las sevillanas de Muñoz y Pabón, he visto una contraportada de El País, una crónica de un servidor con foto maravillosa de Pérez Cabo en la que aparece la duquesa de Alba bailando sevillanas con las presas de la cárcel de mujeres de Sevilla. También conservé la portada. Ahora me lo explico: se ve una fila como en besamanos de futbolistas del Real Madrid que felicitan a Zidane por el gol al Bayer Leverkusen que le dio al Madrid la novena Copa de Europa en Glasgow, la ciudad en la que había ganado la quinta frente a otro equipo alemán, el Eintracht de Fráncfort, con Luis del Sol de director de orquesta. Casillas salió por César y conquistó las Galias. El Madrid no volvió a ganar la Copa de Europa hasta 2014, el año que murió la duquesa de Alba el mismo día que ingresó en prisión Isabel Pantoja, de la que en el vaciado del cuartillo he encontrado hasta un disco dedicado.

La culpa de este frenesí la tienen dos benditos locos que se llaman Víctor Carretero y Práxedes Nieto. En su desternillante obra Mejor… es posible, que se acerca a las quinientas representaciones, con libreto de Fernando Fabiani, el dúo de actores y payasos de Síndrome invitan al público a escribir en un papel un anhelo del que no consiguen desprenderse. Yo escribí vaciar el cuartillo, lo cumplí un día después, para que digan que la cultura no sirve para nada, y tuve que salir corriendo para que no me cogieran mis recuerdos, desempolvados como los zombis de la película de Jim Jarmusch.

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