La Junta de Andalucía ha declarado el municipio completo de Granada como Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT). En virtud de esa declaración, a partir de este mes de abril los negocios de la ciudad pueden abrir sus puertas cualquier día de la semana, incluidos todos los domingos y festivos durante seis meses al año. Se trata de un puro eufemismo para acercarse a ese ideal del neoliberalismo consistente en tener abiertas las tiendas todos los días y a todas horas. Los perdedores de este modelo ya sabemos quiénes son. Por un lado, los pequeños comerciantes, que no pueden abrir todos los días pues en algún momento tienen que descansar con sus familias, quedando aún en mayor desventaja competitiva con las grandes superficies. Por otro lado, los trabajadores de esas grandes superficies y de los centros comerciales, cuyo derecho al descanso se ve reducido en aras de la maximización del beneficio de los accionistas, pues es evidente que no se van a hacer nuevas contrataciones para domingos y festivos.

El Ayuntamiento de Granada se ha opuesto frontalmente a esa declaración, con el apoyo de los agentes sociales, y la ha recurrido ante los tribunales por una razón obvia. Sabemos que lo de la afluencia turística es una mera excusa para la liberalización completa de los horarios comerciales pero es que ni la excusa se cumple con esta declaración. Es evidente que no toda Granada tiene "gran afluencia turística" sino que ésta se produce sólo en las zonas de la ciudad que están declaradas Patrimonio de la Humanidad. Abrir los domingos y festivos las grandes superficies situadas en los barrios apelando al turismo es ciertamente ridículo como me decía el otro día, con toda la razón, un frutero de Alcampo.

A menudo se afirma que todos los políticos son iguales y, por tanto, también todas las políticas. Sin embargo, medidas de este tipo permiten comprobar a cualquier reponedor de una gran superficie o al dueño de una pequeña tienda que no es así. Hay ideologías y, en consecuencia, partidos políticos que defienden los derechos de los trabajadores, sean asalariados o autónomos, y hay otros que defienden los intereses de unos pocos entendiendo que si les va bien a ellos esto redundará en el beneficio de todos. En definitiva, que la Junta de Andalucía esté liberalizando los horarios comerciales, aunque esto perjudique al pequeño comercio de toda el área metropolitana y a los trabajadores de centros comerciales y grandes superficies, no es una casualidad. Es la expresión del neoliberalismo que gobierna Andalucía.