Zona catastrófica

Hay que declarar zona catastrófica lo que ha sido una de las catástrofes más terribles de la provincia

En el incendio del Valle de Lecrin se han calcinado 5000 hectáreas. Necesitamos, para hacernos una idea de lo que significa, que nos aclaren que equivaldría a la superficie urbanizada de la ciudad de Granada, al ensanche de la ciudad de Málaga, al centro de Sevilla y más allá, o a más de la mitad de la isla de Manhattan en Nueva York. La importancia que un incendio, incluso de menor calibre, tendría en alguno de estos lugares no tiene parangón con la importancia que se le ha dado a éste, pues da la sensación de que en los medios ha sido escasa. Nada que ver con el tono de preocupación de la clase política, incluidos la euforia de los mensajes del presidente, al referirse a otros incendios producidos este mismo año en el país, por no hablar de la actuación deplorable del presidente de la Junta de Andalucía en los peores momentos, cuando la impotencia y la rabia se apoderaba de la gente del Valle mientras desaparecía su paisaje. La predilección por unas provincias u otras es patente. Un ejemplo fue la premura que se dieron parte de la dotación de los medios aéreos en abandonar las tareas de la extinción del fuego en el Valle para centrarse en un conato en la zona del Cerro de la Lanza en Málaga y, como cabía esperar, el fuego, con los medios mermados, se reavivó. Y ahora, a toro pasado, en lugar de protestar por la precariedad de los medios que disponen para luchar contra el fuego, se vanaglorian los efectivos del INFOCA de, en plena pesadilla, haber arreglado con una ramita de pino, uno de los vehículos estropeados, avería que pudo costarles la vida. Son los alcaldes de las poblaciones afectadas por el fuego los que tienen que hacer ver la barbarie acaecida, más allá de directrices partidarias, porque ahora que el fuego se ha extinguido, cuando donde había encinas queda carbón y olor a quemado, no puede primar el silencio de los municipios. Deben presionar por declarar zona catastrófica lo que ha sido una de las catástrofes más terribles de la provincia. El articulo 23 de la ley 17/2015 del Sistema Nacional de Protección Civil especifica que se declarará zona catastrófica a los territorios en los que se hayan producido "daños personales o materiales derivados de un siniestro que perturbe gravemente las condiciones de vida de la población", fotografía perfecta del panorama de la zona. Los afectados no se merecen que vayan a regir consignas políticas o intereses económicos por encima de un patrimonio histórico y vital desaparecido. Veremos. Un día de luto por la reina inglesa, ninguno por el corazón del Valle.

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