Desde mi puesto de avanzadilla en la calle Sarabia soy testigo del ir y venir no sólo de concejales de todos los colores sino de los medios gráficos a la caza y captura de esa instantánea que inmortalice el momento justo de la salida de Luis Salvador de la Casa Bailía. También de algún que otro ciudadano de a pie que pregunta por quién será el próximo alcalde. Tampoco pasa desapercibido ese funcionario que confiesa las montañas de expedientes paralizados y pendientes de firma en la confianza que le genera el que un día gestionara las arcas municipales. Ya van tres semanas sin celebrarse la junta de gobierno y las carpetas se amontonan, pero cuidado con la prevaricación administrativa, no se puede gobernar a base de decretos como en la antigua república romana.

Independientemente de las quinielas, la única opción que tiene Cuenca de ser alcalde es a través de un pleno de investidura, pues para que la moción de censura prospere le hace falta una firma más que no tiene. La misma opción que tiene el PP. Momento en que Luis Salvador tendrá que optar o por la vía de la izquierda, que la tiene complicada ya que el nuevo líder de facto del PSOE andaluz, Juan Espadas, quiere aire fresco; o por la vía del centro-derecha, donde ya ha trabajado y le ha permitido ser regidor durante dos años.

Esta opción empieza a coger fuerza tras el movimiento oportuno del presiente provincial del PP, Francis Guerrero, que ha allanado el camino para que se pueda negociar de cara a ese hipotético pleno de investidura. Momento en el cual se tendrán que hacer cesiones y beneficios mutuos, demostrando la altura de miras de nuestros concejales. Creo, sinceramente, que Salvador estaría más cómodo con los que hasta ahora han sido sus socios, pero habría que ver el papel de Olivares y de Garrido en ese nuevo gobierno ya que no les va a perdonar su traición. Hoy, viernes de pleno, es previsible que el todavía alcalde haga algún anuncio tras su finalización. Tiene la oportunidad de demostrar que Granada está por encima de todo. Hechos, no palabras.

Es evidente que la alternativa de la izquierda sería la excusa perfecta para que se rompiera el pacto andaluz entre PP y Ciudadanos y se convocaran elecciones a la vuelta de vacaciones, pero esto del adelanto electoral es más complicado. Lo más seguro es que Juanma Moreno opte por agotar su mandato y acuda al congreso nacional del PP de 2022 investido nuevamente como presidente de la Junta de Andalucía.