Los que añoran la pandemia

Los políticos se podían rascar los huevos sin que se les pudiera reprochar el incumplimiento de sus promesas electorales

Te acuerdas de los felices que fuimos en el confinamiento?, me preguntó mi amigo Julio el otro día mientras desayunábamos en un bar que tenía la tele puesta. El noticiario estaba diciendo que en China el coronavirus estaba otra vez haciendo de las suyas y un experto al que le preguntaban sobre el tema comentaba que la situación en aquel país es preocupante y que tendrá un efecto cascada. Mi amigo Julio es como un palito de merluza, que está sabroso, pero no es auténtico. Con él puedes pasar un buen rato de cháchara, pero está lleno de contradicciones. Añora los tiempos de pandemia. A raíz de la noticia de la tele empezamos a hablar. Yo le dije que unos que deben añorar la pandemia son los políticos. Mientras ha durado nadie se ha metido con un alcalde, un concejal o un presidente de la Diputación. Si no hacían nada, es porque no se podía: una excusa perfecta para enmascarar su posible incompetencia. Se podían rascar los huevos sin que nadie le pudiera reprochar el incumplimiento de sus promesas electorales. Otros que deben añorar la pandemia son los de las plataformas que venden películas, música y espectáculos. Se han hinchado al ofrecer sus productos a los que no podían salir de casa, primero por obligación y luego por miedo. Lo mismo que los supermercados de alimentación. Al no poder ir a casi ningún sitio, quedémonos en casa consumiendo lo que hemos comprado en el Dani. Otras cajas de guardar dinero que añoran los tiempos de pandemia son las de los farmacéuticos, que llegaron a vender los test antígenos y las mascarillas al precio de los diamantes. Por cierto, Julio me cuenta que se da cuenta de cómo pasa el tiempo conforme se van vaciando los blísteres donde vienen las pastillas que se toma contra la hipertensión y el colesterol. Vaya, otro día menos, dice cuando ve un hueco en el blíster. ¿Y los de amazon? ¿Qué me dicen de los de amazon? Se han forrado en estos tiempos en los que hemos creído que la mejor compra es la que se hace a través de internet. También a los medios de comunicación se les ha acabado la bicoca de tener resueltas las primeras páginas y los telediarios: se les hace raro no hablar de los muertos que causaba el maldito virus. Hasta los Reyes Magos añoran la pandemia. Aunque solo trabajan una vez al año, es más gratificante llevar los regalos cuando todos están en casa. Que pasado mañana se porten bien con todos ustedes.

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