Bloguero de arrabal
Pablo Alcázar
Turratenientes
Me temo que el apagón que hemos sufrido el conjunto de la ciudadanía en España esta semana tendrá consecuencias negativas para nuestra democracia, además de las pérdidas de tipo económico y otras que este suceso inédito ha provocado.
A esta costumbre ya habitual de nuestros medios de comunicación de contar con expertos ‘todologos’ que difícilmente ayudan a clarificar las causas del apagón, se suma el paupérrimo debate político de todos contra todos que mina aún más la credibilidad de los responsables públicos y los representantes de la oposición.
Lo preocupante es que el debate sobre el apagón (que nos ha afectado a la totalidad de la población) va a tener como resultado una menor confianza social en las instituciones democráticas. Digan lo que digan las personas realmente expertas y los organismos oficiales, muchos y muchas no lo creerán, haya sido por causa de un ciberataque o por otros motivos.
Y es que asuntos de impacto transversal en la sociedad como por ejemplo la pandemia de la COVID-19 o el apagón de esta semana, han estado y están en el debate político español caracterizado por la confrontación radical de posturas que tiene expresión inmediata en los medios de comunicación claramente alineados políticamente y en las redes sociales, que emiten mentiras y bulos en cantidades industriales.
Desde mi punto de vista es difícil creer que en un ambiente como este la gente piense que se pueda encontrar la verdadera causa del apagón o que se busque la verdad para tratar de que no vuelva a suceder. La afectación de la confianza ciudadana esta prácticamente asegurada.
La democracia es de un valor incalculable para la sociedad y preservar el sistema es condición necesaria (aunque no suficiente), para el bienestar de la sociedad y la convivencia. Es por eso que poner en cuestión absolutamente todo lo que hace el rival político no ayuda más que a echar por tierra la credibilidad del sistema y eso contribuye a su deterioro, abonando el terreno para los enemigos de la democracia.
A falta de democracia la dictadura es la alternativa, aunque esta quiera aparecer como elegida por el pueblo. Miremos la historia.
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