La apuesta interminable

Si fuera así, a los ERES hay que empezar a llamarlos los FUERON o los "Fuesen y no hubo nada"

Sostuve que José Antonio Griñán no sería indultado. Otros (bastantes) que sí, sin duda. Y, con el fragor de la conversación, me fui apostando unas copas de jerez o de manzanilla con unos y con otros. Mi tesis, defendida en esta columna, era que Pedro Sánchez ya había forzado demasiado la ley para indultar y despenalizar a los sediciosos y para agradar a Bildu y que no tenía margen para cargarse aún más el Estado de Derecho. Estando condenado Griñán por sentencia firme por el Tribunal Supremo y no teniendo votos parlamentarios con que chantajear a Sánchez, éste, maquiavélico, lo abandonaría a su suerte.

El problema ahora es que indultarlo no lo ha indultado; pero tampoco entra en prisión por un cáncer de próstata y de procrastinación. Los apostantes nos hemos quedado en tierra de nadie, seca, desértica, a pesar de las ganas permanentes (y revisables) de tomarnos nuestros jereces, pague quien pague.

Este dilema es ya de técnica forense (en el sentido de jurídica, por supuesto). Esa suspensión de la entrada en prisión, ¿es conforme a Derecho o esconde el trato de favor de un indulto vergonzante? Ésta es la cuestión. Si fuese lo primero, las espadas de la apuesta seguirían en alto y, si fuese lo segundo, yo, sin refugiarme en unas excusas retóricas, podría considerar que he perdido mi apuesta con todas las de la ley [del embudo]. Con Griñán, ¿Sánchez quiere mandar el mensaje de que hay un doble rasero y que los socialistas son más o menos impunes y que él manda en el ministerio fiscal y pasa por encima del Tribunal Supremo y del resto de los tribunales? Si fuera así, a los ERES hay que empezar a llamarlos los FUERON o los "fuesen y no hubo nada".

Pero si fuese estricta aplicación de las reservas de piedad de nuestro Código Penal y se aplicasen exactamente igual al ex presidente de la Junta y del PSOE y al más anónimo de los condenados, no habría habido indulto ni por derecho ni por detrás.

No tengo un empeño particular personal en que Griñán entre en prisión. Me preocupan la salud de las instituciones y la sospecha de que en España las leyes se cumplen según place al poderoso. A usted y a mí las multas nos llegan, como los impuestos, puntuales y perentorias. Si se levantase la mano de la ley para todos, otro gallo cantaría.

Con tantas dudas y dilaciones, al final el que pierda la apuesta va a tener que invitar a unos VORS (Vinum Optimum Rare Signatum o Very Old Rare Sherry).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios