La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

La boina gris

El área de Movilidad ha demostrado una manifiesta incapacidad y una cobardía absoluta en sus decisiones

La paradoja de que Granada tenga cada vez menos habitantes y, al mismo tiempo, sea una de las ciudades más contaminadas de España, se resuelve con facilidad combinando la huida de sus habitantes hacia los municipios del cinturón con una gestión de la movilidad absolutamente ineficaz para resolver el serio problema que se extiende como una boina gris sobre la ciudad.

Pedir, como solución, que el Ministerio de Fomento limite la velocidad a ochenta en la ya colapsada circunvalación o que la Consejería de Agricultura prohíba la quema de rastrojos en la vega, son dos ejemplos más de la experta frivolidad de echar balones fuera a la que tan acostumbrados nos tiene el área de Movilidad municipal. Entre otras cosas, porque la circunvalación es ya una gigantesca trampa a cualquier hora del día.

El problema de la contaminación, en una ciudad sin industria salvo la fábrica de cerveza que ya ensucia lo suyo, es un problema de tráfico y los problemas de tráfico se resuelven con capacidad, voluntad y valentía, elementos que, desde luego no caracterizan a la actual área de Movilidad que, aunque en ningún momento ha demostrado voluntad, sí ha demostrado de forma reiterada una manifiesta incapacidad y una cobardía absoluta en sus decisiones, la última en relación al transporte escolar en el barrio del Realejo. Para dar soluciones, además de restringir el uso del vehículo privado, hay que ofrecer alternativas que faciliten el uso de transportes saludables, como la bicicleta y, sobre todo, que potencien el uso de un transporte público asequible y eficaz que combine el autobús con una red de trenes de cercanías como la que funciona en otras ciudades de Andalucía. Alternativas que en la actualidad y con el actual equipo son poco menos que impensables.

Respecto al incomprensible odio del Ayuntamiento a las bicicletas que parece remover algún trauma infantil de algún miembro del gobierno, mejor ni hablar. Con respecto al sistema público de transporte, poco decir más que se encuentra colapsado por una gestión que ha preferido gastarse el dinero disponible para la necesaria reordenación y renovación de vehículos, en subvencionar el transbordo "gratuito" en una medida demagógica y electoral. Los autobuses de Granada son hoy lentos, caros y pocos pasarían la ITV.

Con respecto a una red de trenes de cercanía. Olvídenlo; aquí lo único que se espera es el AVE para que traiga más turistas a esta ciudad Potemkin.

Así que prepárense y compren mascarillas.

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