Durante muchos años a los aficionados del Granada CF cuando llegaba el mes de mayo nos empezaban a entrar unos sudores fríos, de esos que pronostican que algo malo iba a sucedernos. Fuera que el equipo perdería el partido definitivo o se metería un gol en propia meta en el último minuto o algún árbitro, de esos que iban de negro y que no tenían VAR, se encargaría de pitarnos un penalti injusto, y total que ni entrábamos en liga de ascenso ni subíamos o nos íbamos al carajo. Mayo era el mes de las flores venenosas y de los balones endiablados. Y pasaron muchos años con aquellos infernales meses. Cosas del destino, tan caprichoso como la pelotita que entra tras dar en el palo y se va para dentro y no para fuera, un 23 de mayo la cosa cambió. Lo dice el himno del equipo, ese que cantamos ahora en el campo y que resuena tanto y nos pone la piel de gallina y hace que nos acordemos de todos los abuelos y padres que nos llevaban al campo desde pequeños, tal como ahora.

Aquel desastroso mes de mayo se volvió hermoso con el ascenso a la Segunda División el dicho día 23 en Alcorcón. En aquella temporada 2009-2010, en liga regular, se ganaron 16 partidos en casa y solo 3 empates; algo similar a lo de este año con 17 triunfos y 4 empates. Comenzó entonces la época del Granada CF que tenemos más reciente en la memoria, esa que ha llevado a los chavales a llevar la camiseta rojiblanca horizontal con orgullo y que ha vuelto a llenar el campo y a sentirse orgulloso de los jugadores y, ya saben, todas esas proclamas que se cantan.

El quinto mes se truncó de nuevo, hace un año, con un descenso inesperado, y aunque el futbol tiene poca memoria y es injusto en muchos casos, la pelotita es tiránicamente cruel, ahora nos ha dado un hecho único, un ascenso en casa que ni nuestros abuelos, ni nuestros padres pudieron nunca ver. Lo del pasado sábado es historia única en nuestro fútbol granadino. Ganamos, ascendemos y somos campeones en nuestro estadio, en casa, ante tantos y tantos que hemos sufrido tanto y tanto con esos colores que, así somos los humanos, defendemos con una fe irracional y absurda, con unas razones que la razón no entiende y que solo el corazón explica. Granada es una de las cinco ciudades de España con equipos en primera categoría en los dos deportes más populares, baloncesto y fútbol, disfrutémoslo. La pelotita es caprichosa. Vale.