Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Ahora que comienza el largo sprint para alcanzar ese sueño colectivo de convertir Granada en capital de algo más que del botellón o de las despedidas de soltero, conviene recordar que tan noble empeño es cosa de todos. No vale decir que eso es cosa de los políticos y que a mí plin, que yo sigo con mi ‘paguica’ y de tapitas y que el tema me resbala. No. Hay que mojarse, cada cual como pueda pero implicado aunque sea con acudir a los conciertos, eventos, actividades, rutas o lo que sea que se monte para ofrecer buenas cifras que nos hagan tomar la delantera en esta competición entre capitales que aspiran al mismo sueño.
Para empezar, nada mejor que dejar atrás el derrotismo ese tan granaíno del “y pa qué me voy a ilusionar otra vez si luego no sale ná”. Una actitud muy local, sí, “mu d’aquí”. Pero también muy superable. Vale. Nos ponemos a conseguir sueños grupales (ser la ciudad más bonita de España, la más feliz, la de mejor calidad de vida) y siempre nos quedamos a las puertas de lo bueno. Pero el que insiste gana, parafraseando a Cela. Alguna vez tiene que tocar la flauta, solo por la cabezonería y la insistencia.
Porque hay que cambiar la mirada. La cultura siempre fue aquello que teníamos delante de las narices pero no nos dábamos cuenta de que podía ser más un motor que un lastre. Hasta que llegó el turismo de masas se percibía como un gasto. Ahora puede pasar a ser una inversión que cree activos en bienestar y retorno en euros. Que se lo digan si no a la Alhambra, esa máquina de hacer dinero que nos cayó del cielo casi sin merecerlo.
La cultura, esa que nos hace más sabios, más luciros y más libres, puede que se este por fin haciendo el sitio que siempre tuvo que ocupar en Granada. Solo que ya tocaba que los rancios de la derechona y también de la casposa izquierda (esa que tira más de memoria que de futuro, esa que crea el conflicto para dar razón de su existencia al que no sabe existir sin peleas) se percaten de que lo cultural es de todos, más allá de sus batallitas de abuelos Cebolleta. Y si ademas esa ‘cortura’ nos trae el pan debajo del brazo pues oye, miel sobre hojuelas y a sacarla del trastero para que sea el principal reclamo de una ciudad tan carente de todo, especialmente de proyectos como este de la capitalidad cultural del 2031 que por una vez podría ser de todos y para todos.
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