La centralidad hoy

La centralidad implica articular respuestas con políticas capaces de proteger a la población más vulnerable

En estos tiempos revueltos para la sociedad y para la política, muchos hablan de la centralidad como espacio ideal. Para algunos, la centralidad es algo así como ni derecha ni izquierda, pero yo creo que esto es erróneo porque lo que toca ahora es socialdemocracia.

Lo que sucede es que en la situación actual que se vive en España y en el conjunto de países de nuestro entorno, (tanto por la pandemia como por las consecuencias económicas causadas por el conflicto bélico por la invasión de Putin a Ucrania), la centralidad implica la necesidad de articular respuestas con políticas públicas que sean capaces de proteger a la población más vulnerable, que supone un porcentaje cada vez mas amplio.

En mi modesta opinión, la centralidad se debe interpretar hoy como la política pública que sea capaz de tomar medidas que luchen contra la inflación con acciones excepcionales que incluso intervengan temporalmente el mercado con precios máximos a productos básicos (ha pasado con el gas y valdría para algunos elementos de la cesta de la compra).

Y esto es algo más bien propio de políticas progresistas que de políticas conservadoras, pues se necesitan medidas que repartan la riqueza con equidad incluso con nuevos impuestos (aunque sean temporales) a los beneficios extraordinarios de grandes corporaciones por las consecuencias de la guerra de Ucrania o medidas que aprueben la exención de la aplicación de los nuevos tipos de interés a las hipotecas variables de familias vulnerables.

Por supuesto, también, articulando medidas para la actualización del salario mínimo y pensiones lo más próximo al IPC o propiciando un pacto de rentas para los salarios de las personas trabajadoras.

Todo esto se puede hacer en el marco de grandes acuerdos políticos y sociales, (más bien debería ser así), reeditando el espíritu de la transición con aquellos Pactos de la Moncloa con la lógica adaptación a los tiempos actuales. Pero la realidad nos muestra que este escenario se hace imposible o altamente improbable.

Un acuerdo tipo Pactos de la Moncloa, además de incorporar medidas acordadas del tipo de las señaladas, permitiría sentar las bases para las necesarias reformas estructurales que se requieren a causa del envejecimiento poblacional y la revolución tecnológica y digital que apunta hacia un cambio del modelo productivo, con importantes consecuencias para el modelo de bienestar generado tras la Segunda Guerra Mundial.

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