Cajón de sastre
Francisco González García
Viva ‘El Álamo’, carajo
últimamente vienen cediéndome, alguna que otra vez, el asiento en el bus o el metro, siempre algún joven muy amable, chico o chica. Yo me resisto con la excusa que no tengo problema, que voy bien, pero cuando me insisten en que ellos son más jóvenes, pues claro tienen razón y les doy las gracias, me siento y les bromeo con que me están haciendo más mayor de lo que soy. Será que aún no me siento con tales necesidades. Puede que algún sentimiento parecido, como que no estoy tan mayor, esté impulsando al expresidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla Camoyán, catorce añitos mayor que el que esto escribe, a contarnos por entregas las amistosas relaciones entre los socialistas catalanes y España. Quizás piense que si lo deja para más adelante, además de ser un jarrón chino entre los socialistas andaluces, le van a tildar de abuelo cebolleta que viene a contarnos sus batallitas.
Yo, la verdad, le agradezco su esfuerzo de memoria y que publique en el grupo editorial de este diario, aunque me pregunto si sus opiniones serían publicadas en el diario oficial de los socialistas que mandan ahora, ya saben, otro periódico que de independiente tiene ya poco y por eso se autodenomina global en su cabecera. Es de elogio ese esfuerzo de memoria en nuestro presidente regional entre 1984 y 1990, y digo lo de regional y no autonómico, aunque lo fuera, porque en esos años el sentimiento autonómico aún era relativamente débil, en particular entre los que ahora gobiernan en Andalucía, digamos la derecha, que por entonces tenía otro nombre en sus siglas. Y en esos años los socialistas catalanes, supongo serían los del PSC, aún no se sentían muy agraviados aunque lo del café para todos les empezaba a ser molesto.
Después de leer el libro de Santos Juliá, Transición, Historia de una política española (1937-2017), nada de lo que me cuente el señor de la Borbolla sobre esas relaciones entre los socialistas catalanes y España me puede sorprender. Esos catalanes, da igual que sean o digan llamarse socialistas, no admiten que los riojanos, murcianos u otros cualquiera españoles tengan los mismos derechos, digamos competencias autonómicas que ellos. No hace falta escribir unas memorias muy largas para contar eso, aunque no está de más recordarlo. Gracias señor de la Borbolla. Lo que yo espero es que alguien me cuente los porqués de seguir llamándose socialistas, en Cataluña o en el resto de España. Esa S en las siglas del partido más bien corresponde a un apellido muy común en España. Vale.
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