Los políticos se llenan la boca con la necesidad de combatir la obesidad infantil, de ganar terreno social a las tablets, pero a la hora de la verdad el deporte cuesta dinero y lo ven como un elemento empresarial. Es triste que una ciudad como Granada, donde los barrios cada vez están más desdibujados y despersonalizados, los niños y jóvenes tengan cada vez más difícil enrolarse a un club con el que empezar a construir su vida social. El deporte es una base social; y el base, más.
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