De El Ejido a Torre Pacheco

17 de julio 2025 - 13:59

Esto ya lo vivimos hace un cuarto de siglo y está visto que aprendimos poco. Sin redes sociales para difundir los bulos y sin el acelerante vertido por Vox u otras organizaciones, en El Ejido, no muy lejos de Torre Pacheco, hubo otro estallido de violencia contra la población extranjera en el año 2000 que durante días acaparó la atención de medios nacionales e internacionales. En el origen de todo también hubo agresiones (murieron tres españoles, dos agricultores y una joven) que prendieron la indignación colectiva en un municipio que en muy pocos años había incorporado a una enorme cantidad de personas de otra nacionalidad.

Trabajaban en el campo y eran (son) la mano de obra necesaria para el desarrollo económico de esta localidad almeriense y otras muchas en España. Pero la integración social y cultural no llegaron al mismo ritmo. Y sigue sin ocurrir, como estamos viendo con los actuales altercados en Murcia. Hay localidades donde se ha hecho un esfuerzo, ya sean ayuntamientos, asociaciones o personas con liderazgo, para propiciar los reagrupamientos familiares y la adaptación social de los inmigrantes trabajadores. Y allí el clima es mejor; lejos de la perfección, pero mejor. Cuando no se hace nada, por dejadez, impotencia o tacticismo político, el resultado es evidente. Hay que abordar el fenómeno.

Para muchos municipios de nuestra geografía, la inmigración es también una oportunidad para luchar contra la despoblación. Algunos se han revitalizado; a su manera, con shawarmas en lugar de tabernas, con menos padresnuestros o con mujeres más tapadas de lo que nos parecería propio en agosto, pero con vida, con niños que juegan al fútbol en las plazas y van a la escuela y gente que se levanta cada día para sacar adelante las tierras o los negocios de otros.

La convivencia es difícil, es un choque muy fuerte del que se nutren los grupos y partidos de ideología ultra para acaparar cada día más adeptos (y votos). Pero ninguno sabe resolver las contradicciones que ellos mismos plantean, porque no quieren al inmigrante, en general, pero defienden al que cuida a sus abuelos, les pone el café o recoge sus pimientos. Porque a ese lo conocen. Es Rachid, buena gente, solo quiere trabajar y no se mete con nadie. Tolerancia de proximidad.

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