La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Con total seguridad muchos de ustedes habrán oído a algún padre o madre, o ustedes mismos hayan entonado en alguna ocasión la expresión con que encabezo este artículo. Pero “Juanito, ¿qué te ha enseñado el maestro/a?”. Y lo titulo en femenino pues la profesión docente es básicamente femenina en la educación primaria y en educación infantil lo es de forma abrumadora. Esa pregunta que realizamos cuando nos sorprende que nuestro vástago no sepa responder algo muy básico, del estilo, digamos como la tabla de multiplicar del ocho, o qué río pasa por Zaragoza, o si las ballenas son o no peces, o si el verbo haber es con o sin h y además en castellano es con b o con v, y alguna otra cosilla que se enseña en la escuela primaria, pues a todo eso Juanito puede que diga que su maestra o maestro no le dio tiempo a enseñárselo pues andaba preocupado en otras cosas, tales como prepararse para la dirección del centro donde trabaja y leerse toda la normativa burocrática que le exigen.
O bien que en realidad no lo había estudiado en su formación como maestro/a, y oiga que desde que se lo enseñaron a él en el colegio o en el instituto ya no lo recordaba. Y es que otro “Juanito”, en este caso llamado “Joan” Subirats, ministro de Universidades, pretende, por las razones que a él y a su equipo de asesores se les ha ocurrido, casi vaciar de contenidos de Matemáticas, Ciencias, Lengua, Sociales, o Arte la formación de los futuros maestros y maestras de este país. Todo un dislate y despropósito de propuesta de modificación en los planes de estudio de las Facultades de Educación ¿Pretenden, vaciando de contenidos la formación inicial de los futuros maestros y maestras, que los profesores en realidad nada deben enseñar y la escuela solo debe ser un continuo jardín de juego y recreo, siguiendo la moda pedagógica que lo del esfuerzo es un trauma para los chavales y que ya llegará el gobierno “guay” con el bono cultural para entretenerlos?
Los maestros generalistas reciben, en general, un 40% de créditos de formación en esas cinco especialidades de didácticas específicas y ahora se propone reducirlo hasta un 22%, de modo que en algún plan de estudio la formación en matemáticas o ciencias, por ejemplo, quedaría reducida a una sola asignatura de 6 créditos. Y ello para llenar los planes de más formación en habilidades sociales, cuestiones de género y emotividad, que por supuesto son necesarias, pero resulta que en los saberes básicos dictados por los decretos educativos, de este mismo gobierno, ya se les dice a las didácticas específicas que deben incorporar esas visiones desde las disciplinas. Y así lo vienen haciendo, por ejemplo, en la Didáctica de las Ciencias Experimentales, donde las investigaciones e incorporación de la emotividad en el aprendizaje de las Ciencias o la relevancia de la mujer en la Ciencia se tratan de forma importante.
¿Dónde queda ese interés por formar en ciencias, matemáticas y tecnología, que aparece como competencia específica STEM en la educación primaria, si ahora reducimos a la mínima expresión la formación de los profesores que deberán impartirlas? ¿Qué ha llevado al Ministerio de Universidades a realizar una propuesta que ha puesto en pie de guerra a las sociedades científicas del país que llevan quejándose años de la poca importancia que se le da a la formación en contenidos del profesorado? ¿Es este el impulso a la formación del profesorado que con tanto bombo se anunció con no sé cuántas medidas? Cuando vayan al médico pregúntenle si aprobó la anatomía, que seguro estaba en su plan de estudio. A la maestra no le pregunten si aprobó las ciencias y las matemáticas que a lo mismo ni las tenía que estudiar.
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