España a la deriva

25 de junio 2025 - 03:06

En ninguno de los textos de los Escritos políticos y desde luego en absoluto en El príncipe se recoge, ni textual ni figuradamente, la frase, tan repetida como mal atribuida a Nicolás Maquiavelo, de que “el fin justifica los medios”. Y ello, sencillamente, porque lo que sí defiende el célebre teórico político florentino es la razón de estado, es decir, Maquiavelo justifica la tarea, el trabajo del gobernante sólo, única y exclusivamente en defensa y valor del Estado que gobierna, nunca lícitamente ejercida por el propio y particular beneficio de ese gobernante. Por este motivo no se podrá afirmar nunca que el aún presidente del (des)Gobierno de España, Pedro Sánchez, sea un político ‘maquiavélico’. Ni mucho menos: en primer lugar, por esta razón que dejamos expuesta, porque miente tanto cuanto habla, pero siempre y exclusivamente en propio y particular beneficio, y en segundo porque, muy posiblemente, este nefasto personaje jamás debe haber leído a teóricos políticos y mucho menos del Renacimiento, su saber, su ciencia política, podría estar más fundamentada en jactanciosos relatos tabernarios de personajes del hampa inconfesable. En esas manos están las vidas y haciendas de los españoles.

Hemos dicho que miente y no crea el amable lector que esa aseveración la hacemos por momentáneo capricho. Ni mucho menos. Este (des)personaje ha organizado en Moncloa toda una tropa, muy bien pagada, dedicada con tesón, casi inaudito, a pensar, a parir ocurrencias falsas para engañar al sufrido votante y –como describió el escritor disidente soviético, Alexander Solzhenitsyn en su Carta a los dirigentes de la URSS– “hacernos tragar mentiras de un modo omnímodo y obligado es el aspecto más agonizante de la vida en nuestra patria, peor que todas las miserias materiales…”.

No es sólo que Sánchez permanezca como garrapata adherida a los sillones del poder, lo triste, lo preocupante, lo indignante por miserable, incluso, es que lo hace sin ideas, sin más proyecto que permanecer así, como tapón Dios sabe de qué terribles verdades bandoleras, que sólo podrán desentrañar, muy posiblemente, voluntariosos y eficaces jueces, independientes, pero –sobre todo– valientes. Mientras, con un (des)Gobierno disonante a cinco voces, España va a la deriva ¿O no?

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