La España quemada

26 de agosto 2025 - 03:09

Pasamos de la ‘España vaciada’ a la ‘España quemada’. Hasta en Granada, a la que le tocan de refilón los adjetivos aplicables al resto de la piel de toro, prueba también la medicina del fuego. La zona de la Fuente de la Bicha no se ha librado de ser pasto de las llamas la semana pasada para oprobio de los gestores locales de la cosa común, de nuestro más sagrado bien, la naturaleza que tendríamos que pasar mejorada a las siguientes generaciones. Pues no. Se la vamos a pasar no solo desierta sino además carbonizada.

Más que los ecologistas, con más ideología que luces y soluciones viables, los que saben del campo son los agricultores y ganadores que lo han sufrido a través de las generaciones. Pero el fuego ha rebasado ya su límite de aguante.

La descentralización excesiva de competencias se muestra como parte del problema a la hora de tener que actuar todos a una. Ya se vio en el Barranco del Pollo y ahora se agiganta el pobre espectáculo de verlos tirarse las culpas de un tejado a otro.

Se palpa la conciencia común de que la raíz del problema no es ya cuestión de siglas. Hay una inutilidad manifiesta con resultado de muerte y desolación. Va a ser que cada vez que ocurra un desastre nos va a tocar esperar a la post-alarma para ver el partido de tenis pasándose la pelota a raquetazos del ‘y tú más’.

La gente de campo buscará con su voto quién defiende su supervivencia amenazada, la física y la de sus modos de vida, más tradicional y aún con el sentido de la decencia y la mesura que la cultura urbana perdió sometida a la idiocia de las máquinas. Lo malo es que votará soluciones rápidas, verdadero caladero de los que, ayunos de pasado en la gestión, aún no han demostrado ser todavía más inútiles si eso aun fuera posible a estas alturas.

Se nos quema la paciencia. El ‘basta ya’ rural va a ser el canto del cisne de un mundo que se nos muere consciente de que sin ganado que limpie los pastos, sin cultivos que arraiguen a la población, con cortafuegos mantenidos todo el año y sin fondos para retenes de bomberos su mundo va camino de la extinción final ya sin remedio, ante la indiferencia y la rapiña de sus servidores públicos que más parecen verdugos siempre prestos a arrimar la antorcha a la pira donde inmolar a sus súbditos ya más que quemados, hartos.

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