Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
En el prólogo de su reciente libro, Ni más ni menos, escribe Fernando Savater que lleva unos cincuenta años de entrega a su tarea intelectual. Lo expone con naturalidad, sin exhibicionismo, como constatando un simple hecho del se encuentra satisfecho. Ha cumplido con el destino que eligió un lejano día, sin esperar por ello reconocimientos ajenos. Ha publicado decenas de libros y centenares de artículos, que han llegado a lectores que los necesitaban. Ha sido un compromiso social y político mantenido, pues, durante ese largo recorrido, ilusionado con el uso, casi diario, de la palabra oral o escrita. Abordando ideas y cuestiones claves en cada momento, por las que ha combatido, consciente de la necesidad de difundirlas. Esta entrega ha proporcionado una singular maestría a sus artículos por su sentido crítico y por la capacidad de convicción transmitida. Valores que ha mantenido, con igual entusiasmo en estos últimos años, en los que su labor combativa resulta aún más indispensable. Sin embargo, desde estas líneas no sólo se quiere recomendar la lectura del material recogido en este nuevo título, Ni más ni menos (Ariel), compuesto de artículos recientes, ya publicados, pero cuyas reflexiones no han perdido ni un ápice de actualidad. Se quiere, además, recomendar una atenta lectura de las tres páginas iniciales que figuran en ese mismo libro “a guisa de prólogo”. Ahí está, con suma clarividencia, reunida y resumida su sabia experiencia técnica tras cincuenta años dedicado a pensar y a escribir en la prensa. Por eso, se debería aconsejar su lectura a los que también quieren entregarse a este digno combate intelectual. Son consejos para los que quieren todavía movilizar a un lector por medio de un artículo de periódico. En esas tres páginas está condensado todo un manual de aprendizaje y propuesta para llevar a cabo esa ardua tarea intelectual, a través de la prensa, en la que Fernando Savater ha sido un modelo. Ha sabido envolver sus reflexiones críticas –destinadas a denunciar la degradación política– con una pedagogía persuasiva en la que ingenio, humor e ironía han desempeñado un gran papel. Puede ser leído, por tanto, este libro desde esa doble perspectiva, la del intelectual crítico en estado de alerta, y la del pedagogo que generosamente enseña cómo mueve sus cartas.
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