La esquina
José Aguilar
Solipsismo en palacio
Si los diarios del día de hoy abrieran sus portadas anunciando que Pedro Sánchez Pérez-Castejón realizaba una convocatoria electoral anticipada seguramente muchos españoles creerían que es la inocentada del día, por ser hoy el día que es, y a lo mismo en algún sitio se les ha ocurrido la broma.
Empero ya han visto que no es el caso, el presidente repite y repite, como aquel humorista que se hizo famoso con aquello de “yo sigo”, y Pedro va a seguir. Creo que he dedicado más de una y dos columnas para glosar todos los cambios de opinión que el presidente ha realizado para explicarnos que todo lo hace por nuestro bien y además para seguir en el gobierno. Puede que hasta tenga razón en algunas de ellas y para eso se apoya en sus medios de comunicación fieles seguidores de sus mentiras, o como quieran llamar a decir que los ex batasunos y los independentistas de todo tipo son progresistas y que quieren el bien de España. O que la derecha es siempre extrema derecha pero que sus socios de gobierno son simplemente progresistas.
Pedro Sánchez puede dejar el gobierno por dos vías: las más probable es que la derecha consiga una mayoría absoluta en las elecciones que, no me cabe duda Sánchez convocara en el último día que legalmente le sea posible en 2027; o bien, menos probable, porque alguien de su partido tenga la gallardía de plantarle cara y le diga que ya está bien de tomar el pelo a los españoles y principalmente a los socialistas que estiman que su forma de gobernar solo le favorece a él y a sus ministros y ministras lameculos, pero que al resto de los socialistas de bien los está llevando al más absoluto descalabro.
El último ejemplo de lo poco, o absolutamente nada, que le importa lo que ocurra en los gobiernos autónomos es lo del tipo Gallardo. Desde luego que atrevimiento tuvo para seguir adelante como candidato aunque tardó un poco en dimitir, pero no deja el escaño. Ya sabemos sus razones. Pedro Sánchez no le dedica ni una palabra, no le importan ni los suyos ni el resto de los extremeños, que al parecer en un 60% son peligrosos derechistas, y probablemente en otros territorios ocurrirá algo parecido, pero eso sí, en las elecciones generales asegura que gracias a su gallardía le volverán a votar. A lo mismo la inocentada es que ni muchos de los suyos lo hagan. Vale.
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