DE Barcelona a Valencia, de Valencia pa Sevilla... al gurugú, al gurugú, al gurugú… En 1946 la Niña de los Peines cantaba y grababa este tema con el guitarrista Melchor de Marchena. El investigador Manuel Rodríguez Ramos en su libro Flamenco, arqueología de lo Jondo (Almuzara, 2018) relaciona esta letra claramente con la ruta del esclavismo antes de embarcar para América. "Al gurugú" significaría el hundimiento, el miedo al naufragio físico y real, pero también anímico al perder la libertad.

Esclavos existieron en la antigüedad, en Egipto, Grecia, Roma, en el mundo medieval árabe y cristiano.... Eran los vencidos en las guerras.

Desde el siglo XVI al XIX barcos portugueses, españoles, ingleses, franceses y holandeses, entre otros, se dedicaron al comercio masivo de la trata de esclavos africanos. Algunas de las grandes empresas y entidades financieras se formaron con el capital de la esclavitud. Sevilla, Cádiz y Málaga era donde había una mayor presencia de esclavos negros. Esclavos turcos los encontramos en Almería y Málaga, y esclavos moriscos en Granada después de su rebelión y derrota (1568-1571).

El esclavo servía en la casa del dueño y era símbolo de prestigio. El arzobispo de Sevilla, a fines del siglo XV, tenía más de 100 esclavos; el Duque de Medina Sidonia más de 200 a comienzos del XVI y el Marqués de Cádiz igual. Algunos servían al Rey en galeras, en las minas y en obras públicas, astilleros y almazaras. En América se emplearán para todo porque sustituyen a la población india que disminuye considerablemente. Se considera que 13 o 14 millones de esclavos negros fueron capturados y vendidos durante los cuatro siglos de trata. El precio de la mujer era mayor, dado que podía tener descendencia esclava y ser utilizada como objeto sexual por su dueño. Cuando ya no servían o estaban enfermos se les concedía la libertad y se les abandonaba en la calle. Por eso, para atenderlos con la caridad, surgieron los hospitales de negros y las cofradías de negros. Tanto en los barcos como en las plantaciones a los esclavos se les obligaba a bailar y cantar, se consideraba que era saludable y que levantaba el ánimo, para evitar aquello a lo que más temía su dueño: que se suicidaran, perdiendo así el dinero invertido.

En 1500 la reina Isabel la Católica prohibe esclavizar a los indios. En 1820 España prohibe el comercio de esclavos y en 1837 es abolida la esclavitud en la Península Ibérica, aunque de forma ilegal continua hasta 1886 en donde se liberan a los 25.000 que tenía en Cuba.

No podemos silenciar la historia, las sombras tampoco deben ocultar las luces, pero nos deben servir de lección, de prevención y como alerta de aquello que nunca debe suceder.

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