¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Pelotas, no; balas, sí
La OMS define ‘la salud’ como un estado de completo bienestar, físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Constantemente reivindicamos, el derecho a la atención sanitaria, en un sistema público y de calidad, sustentado y sufragado por el estado. Este, que es un derecho constitucional, constituye, además, un axioma fundamental de nuestro estado del bienestar, que nadie discute. No obstante, habría que preguntarse: ¿Qué es lo que invierto yo, en mi bienestar? ¿Cuáles son las actitudes, que me permitirán en el futuro, mantener una buena salud, con calidad de vida, hasta una avanzada edad?
En mi actividad como médico, veo con frecuencia, personas que han sometido a su cuerpo a todo tipo de hábitos insalubres y que solamente se plantean hacer un cambio radical de estos cuando su salud ya está muy deteriorada. Decía un antiguo profesor de medicina, que nuestro bienestar es como una hucha, en la se depositan fichas negras y blancas. Las negras son todos los hábitos tóxicos, el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, el sedentarismo, la falta de sueño, el exceso de azúcares y de alimentos procesados consumidos, el estrés al que estamos sometidos en nuestro modo de vida actual etc. Las fichas blancas están constituidas por los hábitos saludables: una dieta sana, una buena higiene del sueño, hacer ejercicio físico diario, etc. Cuando las fichas negras superan ampliamente a las blancas, las posibilidades de enfermar de forma precoz son realmente elevadas. Luego, con frecuencia vemos mucha gente, que se lamenta de no haber sido algo más diligente a la hora de cuidar su organismo. Es cierto que hay factores ambientales, muy nocivos para la salud, como la polución, o la carga genética de muchas patologías, que no podemos modificar; pero incorporar pequeñas rutinas en nuestra vida, puede mantenernos más saludables y prevenir algunas enfermedades. Comer menos, llevar una dieta sana, estar bien hidratados, realizar ejercicio de forma habitual, dormir 7-8 horas, leer, mantenernos activos socialmente y realizar chequeos de salud frecuentes, a partir de cierta edad, son claves para el objetivo marcado de alcanzar una vida sana y prolija. Constantemente vemos en los medios de comunicación a los médicos hablando de enfermedades. ¿Pero, cuándo participaremos en actividades dirigidas a la prevención de estas, integrándolas como parte de nuestro trabajo? ¿Llegaremos a convencer a nuestros dirigentes y a nosotros mismos, de la importancia de prevenir las enfermedades?
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