Quousque tandem
Luis Chacón
Indigenistas de guardarropía
Por montera
Ya solo falta un día. Un solo día para que podamos tomar vacaciones y evadirnos de todo, ya que para eso tenemos derecho de disfrutarlas sin obligaciones inoportunas. En 24 horas votamos, y ya termina, por fin, la enésima campaña electoral que se ha convocado con la misma inconsciencia de quien empieza a echar monedas en una tragaperras. Caes en la tentación, y tras ver que nunca coincide la ronda de bonificación por sus incongruentes combinaciones de frutas, sigues perdiendo mientras piensas que echando más y más dinero vas a ganar. Esas decisiones radicadas desde la rabia suelen salir mal. Juanma Moreno puso en su boca lo que a casi todos nos ronda desde hace meses en la cabeza: “¡Qué jartura”. Jartura de que algunos políticos quieran estar constantemente presentes en los medios. Es el rasgo personal de quien no sabe controlar un tic personal que nos arrastra a todos. ¿Será posible que los políticos cumplan con sus calendarios de mandato para dedicarse a trabajar manteniendo un clima pacificado de crispantes debates que por atronadores eclipsan nuestras vidas? No conozco a nadie que me haya declarado su felicidad porque estemos, casi permanentemente, en campaña electoral. Tendría que estar prohibido, como en Andalucía, convocar elecciones en verano, y de paso prohibir mentir. Para consuelo, dos individuos se han convertido en nuestra “persona vitamina”: Carlos Alcaraz y Brad Pitt. El triunfo del tenista en Wimbledon nos sirvió de catarsis para expulsar tensiones. Y, cual indescriptible “fulgor las estrellas” como le definió Quentin Tarantino, apareció, él, Brad Pitt. El actor cuyo atractivo resulta irresistible para millones de personas, confiesa padecer otro tic: comer. En casi todas sus películas Brad aparece comiendo. Da igual el tipo de película: come durante una guerra, mientras planifican el robo de un banco o cuando liga en la barra de un bar. En Wimbledon comió durante el partido. La costumbre la introdujo el propio actor porque confiesa que no sabe estar quieto por lo que los directores descubrieron que come “de forma guay”. Desde Rotten Tomatoes, una web estadounidense de reseñas, calcularon que en las películas en las que Pitt no come tuvieron menos recaudación que en las que come. En las que ingiere entre 1 y 200 calorías la recaudación media asciende a 110 millones de dólares. En las películas en las que engulle más de 200 calorías la recaudación media subió a 143 millones de dólares. Es un tic, el de comer, que es guay. Pero el tic de otros políticos que tienden a convocar elecciones cada dos por tres pueden hacer perder otro tipo de millones. Mañana pasamos por taquilla.
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