Cámara subjetiva

ángeles Mora

La lejanía

HE estado de vacaciones. No muy lejos, pero la lejanía también está dentro de nosotros mismos. Quizá tenía necesidad de olvido, apartarme de las miserias que envuelven nuestra vida pública. Pero desde luego lo que más me ha ensimismado en este mes de agosto de mar y sosiego ha sido leer a sorbos lentos, como un buen gin tonic a media tarde, un raro y magnífico libro de Concha García titulado precisamente así: La lejanía. Cuaderno de Montevideo. (Carena, 2013). Preciosa edición que incluye también fotos de la autora.

La lejanía es el diario de un viaje. Un viaje doble: hacia otras tierras, tierras lejanas y amadas y hacia dentro de uno mismo. Concha García es una viajera incansable que siente muy viva la llamada trasatlántica, Argentina y Uruguay, sobre todo: la Patagonia, Mar del Plata…

Es curioso viajar a Montevideo en busca de la niña que nació en La Rambla (Córdoba) o de la mujer que echó raíces en Barcelona (yo recuerdo a Concha en su apartamento junto al Parque Güell). Pero no es raro buscarnos desde el extrañamiento. Tiene sentido. Y de algún modo el tiempo que se fue permanece históricamente en nosotros: la memoria y los sueños nos siguen constituyendo siempre.

Concha García es muy aficionada a algo que ella llama deambular: Comienza el diario confesando: "Es posible que mi conciencia de la desgracia me obligue a deambular". Y ya casi al final del libro: "Deambular es caminar mucho sin moverse del sitio". Aparentemente.

En La lejanía nos sumergimos en un viaje que casi parece en principio una huída: "Deseo no volver más a la ciudad de donde parto", pero en el fondo, como digo, se trata de una búsqueda: "Quiero sentir que el traslado es un horizonte". Una búsqueda que comenzó hace tiempo: "La primera vez que estuve en el Río de la Plata fue en un sueño".

El sueño se hizo realidad y la realidad diario. Un diario en el que la autora, desde una atractiva mirada personal, no sólo nos lleva por las calles, los parques, la historia, la literatura, los libros, los nombres admirados, el resplandor de otros cielos, sino que en un viaje interior desnudo, vivo, nos va revelando la mujer que es, el pensamiento, las lecturas que la conforman, siempre en paralelo a la búsqueda de ese ser que nos vive en el fondo del tiempo perdido: la imborrable luz, las zonas oscuras, el dolor, las cicatrices.

Libro hermoso y complejo: el viaje como despojamiento, encuentro y transformación en la más cercana lejanía.

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