La lista de deseos

03 de diciembre 2025 - 03:06

Les juro que no puedo más. Ya es insoportable la gran cantidad de anglicismos que se están metiendo en nuestro idioma. El otro día, sentado en un banco esperando a que mis nietos salieran de colegio, oí –sin querer queriendo– una conversación que tenían dos chicas adolescentes en un banco contiguo al mío. Una de ellas le estaba diciendo a la otra que ella ya había hecho su ‘wishlist’ para Navidad y para Reyes. La otra le respondió que ella iba a hacerla al día siguiente. Al principio no entendí de qué hablaban. Pero al oír por tres o cuatro veces la dichosa palabrita e ir al google para ver de qué se trataba, comprobé que estaban hablando de su lista de deseos y de regalos para estas Navidades. Raro es el día que no oigo un anglicismo. Ahora, cuando alguien no quiere reventarte el argumento de una película te dice que no quiero hacer ‘spoiler’. Y cuando alguien retrasmite por internet dice que se retransmitirá por ‘streaming’. Las noticias falsas ahora son ‘fake news’ y los seguidores ‘follower’. Un entrenador es un ‘coach’ y un ‘meeting’ es una reunión. Siempre que oigo un anglicismo me acuerdo del torero Cagancho, aquel que quedó fatal en Almagro al negarse a matar un toro. Cuando dejó los ruedos, le ofrecieron un puesto administrativo en una institución mejicana. Lo hicieron por caridad ya que estaba sin un duro después de gastarse todo lo que había ganado toreando en juergas y mujeres. Así que a la hora de hacerle la entrevista de trabajo le preguntaron si sabía inglés. “No. Ni Dios lo permita”, dijo el torero. Con un par. En el Noticiero Granadino, que tenía la redacción en un viejo caserón de la calle Duquesa, había un redactor de Deportes llamado Andrés Molina, que en cientos de crónicas que redactó jamás utilizó la palabra fútbol, decía que era más bonito escribir balompié. A estas alturas de la película la palabra fútbol ya está castellanizada y sería absurdo reprobar el término, pues ya hasta la recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua, pero la actitud del periodista granadino fue parecida a la resistencia de los numantinos contra los romanos. Ahora hay muchos anglicismos, lo han permitido las nuevas tecnologías y aplicamos palabras inglesas a troche y moche. Si les digo la verdad, yo ya me pierdo en ese terreno. No sé cómo funcionará en el futuro esto de la Inteligencia Artificial, pero si el asistente virtual me dice una sola palabra en inglés la desenchufo para siempre. Como Cagancho, ni Dios lo permita.

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