Lluvia de un casi verano

10 de junio 2025 - 03:12

Yde repente, en mitad del sofocante ardor que anuncia lo que se aproxima estando aún en los albores del mes de junio, con tantas cosas por concluir y por eso con la lengua fuera pero contentos por el estío que se acerca sin remedio, así, de improviso, en mitad de estas semanas de calor-calor como de un agosto adelantado, empiezan a caer en medio de una tarde de domingo las gotas leves aún de una lluvia grata a la vista, al oído y al olor de un asfalto agradecido que se refresca exhalando ese calor sobrante del que aún, él lo sabe bien, absorberá toneladas de grados de aquí a septiembre, del Corpus a la Virgen, que es la medida local de esta estación por estos lares.

La lluvia inesperada en verano o en este casi estío es así, un espectáculo al que detenerse a mirar frenando el paso y así poder disfrutar de los reflejos de un cielo cuajado de nubes que matizan de blancos-nube el suelo gris; o acompañar con la mirada los caudales de agua arrastrando leves pompitas de agua y oxigeno, juguetonas, diminutas como las gotas que están cayendo, como si un ángel se entretuviera en soplarlas desde un costado de la calle; o escuchar el sonido de la tormenta que se acerca y luego se aleja en esta primavera rescatada al fin tal y como era.

La lluvia inesperada es siempre una alteración de lo cotidiano que siempre es bienvenida. Se cierran ventanas o puertas y se acelera el paso de los que pasean las calles, esos esforzados nuevos padres de los nuevos hijos de los urbanitas solitarios que detienen su paso para que el galgo o el podenco, el labrador o hasta el asfixiado golden retriever marquen con su olor la esquina que recuerde a los cánidos que es su territorio.

Y de fondo, a un paso de la Gran Vía, hasta se escuchan trompetas, guitarras eléctricas y hasta un coro que canta góspel en la asociación de jazz en pleno domingo tarde, con ese refresco que da también la voz humana que entona canciones con espíritu, tan de palabra divina, como la música cuando suena así, con ese orden mágico que detiene el tiempo para que se ensanche el espacio y se pueda uno instalar en ese hueco cuajado de lluvia, esa paz en marcha que son las gotas cayendo como regalo que refresca y prepara para lo que aún nos queda por vivir este feliz verano que ya se nos viene encima.

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