Madera de Olgoso

21 de octubre 2025 - 03:06

Regresa a las librerías nuestro Borges de la Vega granadina y nos sorprende con un inesperado doble tirabuzón literario cuando muchos creían que después de la friolera de setecientos relatos publicados lo tenía ya todo dicho/demostrado. No conocían a Ángel Olgoso. No.

Porque este escritor tiene fibra de artista antes de todo, de creador que vive atado al mástil de su arte. Y ese norte suyo al que se debe le lleva ahora a dar este giro de tuerca en su literatura como demuestra en Madera de deriva (Libros del Innombrable, 2025), título afortunado que resume este amplio tránsito por los más variados temas y formas, reflejo de su nueva etapa que ahora comienza abriéndose a nuevos territorios expresivos, lejos de su ya conocida maestría para el relato fantástico donde ya alcanzó la gloria de ser uno de los imprescindibles del panorama literario en castellano.

Presentó su libro el sábado en la Picasso arropado por un nutrido grupo de fieles entre otros Miguel Ángel Cáliz, Ismael Ramos, Friebe, Josefina Martos Peregrín o su inseparable Marina Tapia que estaban entre el público escuchando a Jesús Ortega glosar el libro que todos aplaudimos tras la lectura de algunos de esos textos de palabras cinceladas, cuidadas con pasión de cuentista casi poeta, artesano de las letras y aún así ya con más de treinta títulos en circulación y una verdadera cofradía de incondicionales a sabiendas de tener entre nosotros a uno de esos grandes que crecen con el tiempo.

Es esta Madera de deriva una apuesta de Olgoso por mostrar su visión personal de lo que le rodea, lejos de las ficciones aunque deudor de ellas en esta zambullida en la realidad propia y del mundo que supone este feliz viraje en su camino.

Porque si bueno era ya en crear espejos reflejo de lo real, muchos esperábamos que un día, que ya ha llegado, girase sus ojos de escritor para contemplar y además contarnos la realidad misma, convertido él mismo en ese espejo que nos habla de nosotros para que nos entendamos un poco mejor.

Había expectación y queda satisfecha con esta nueva entrega de un autor minoritario que gana mayorías y que, según se ve, aún tiene mucho nuevo para darnos a los que fuimos descubriendo ese mundo ‘olgosiano’ que palpita como el magma de ese volcán al fin domesticado que Ángel sabe guiar con magisterio hasta nosotros.

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