Madrid no es Sarajevo, todavía

17 de noviembre 2025 - 03:06

Por muy disruptivo y libre que uno se crea, al final, los medios te llevan al huerto. Las cadenas de televisión, como si no tuviéramos bastantes sustos en nuestras vidas, nos abruman con cantidades enormes de malas noticias: terremotos, guerras y amenazas nucleares; el Ártico transitado, Mazón, Abascal, los jueces, Junts…Y uno cae en la trampa y también se pone tremendo y abandona el tono festivo, para terminar angustiando al personal. Aunque intentas huir de las malas noticias y te refugias en asuntos banales que crees del gusto de tus lectores, y que los distraen del horror circundante: que el jurado del Planeta estaba conjurado, que Rosalía mixtifica todo lo que canta, que el Emérito le hace feos a los reyes. Y das unas recetas, unos maridajes, unos retrogustos… Pero, de pronto, una noticia te horroriza: Señores adinerados pagaban 100.000 Euros por “cazar” los fines de semana en Sarajevo a criaturas que iban por la calle a sus asuntos y, si eran niños, el precio se encarecía. Un safari de seres humanos. Si esto coincide con los documentales conmemorativos de la muerte de Franco, en los que el dictador posa junto a rimeros de perdices abatidas, antes de ser repartidas entre la charpa de los fusileros invitados a las monterías, te invade una enorme animadversión. Y la inquina se intensifica cuando te enteras de que, en una finca de Cáceres,100 jabalíes han sido cobrados y ordenados en hileras, para su distribución entre una panda de trabucaires, porque calculas cuánto habrían pagado los asesinos de Sarajevo si hubieran podido retratarse con las “piezas” cobradas. Los seres humanos, los animales, el planeta. ¡Exterminadores! Incluso, y esto te inquieta, temes que este virus haya infectado a más individuos de la especie. Siento tener que llevarle la contraria a Isabel Ayuso: Madrid todavía no es Sarajevo, pese a lo que ella afirmó exageradamente, tras las manifestaciones en contra la vuelta a España. Madrid no es Sarajevo de la misma manera que los petardos infantiles de Navidad no son la bomba de Hiroshima. O quizá sí, un Sarajevo con silenciador. Si los partidarios de arrasar con lo público, dejan a la población, sin sanidad, sin casas y sin escuelas. Entonces, muchos morirán sin necesidad de rifles telescópicos. Ya pasó con los ancianos. Espero que la presidenta no me haya contaminado con sus exageraciones.

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