Entre los múltiples propósitos de año nuevo que cada mes de diciembre resucitamos se puede encontrar casi de todo. Los clásicos son apuntarse al gimnasio, dejar los dulces, buscar trabajo o la madre de todos ellos: dejar de fumar. Habría que añadir uno más, el de la conciencia de lo común. El respeto al medio ambiente y al espacio público son fundamentales en nuestra sociedad. La última cajetilla o cigarrillo del año debió tirarse a la basura, y no al suelo como en esta indecorosa muestra de incivismo que nos recuerda lo poco que cuesta hacer las cosas bien.

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