Un mártir para Trump

23 de septiembre 2025 - 03:10

Lo único que le faltaba a ‘su majestad’ Donald Trump era tener un mártir. Y nació este domingo en un templo de Arizona, es decir, en un estadio a reventar de fieles devotos de la creencia MAGA que tiene en Trump al sacerdote-Papa que ha llegado nada menos que hasta la Casa Blanca no una sino dos veces ya.

Lo de Trump no lo entendemos bien fuera de Estados Unidos. Es zafio, inculto, bronco, primario, básico y sin embargo arrasa en votos. Nos cuesta comprender algo así desde la vieja Europa. Pero me cuentan amigos americanos que si viajas al interior de Estados Unidos o al big Sur sumido en su cultura autorreferencial ajena al mundo donde sólo tienen a Dios por testigo, entonces entiendes esas claves lejanas a otra realidad norteamericana a orillas de los dos mares, tipo Nueva York o California, más urbana y de cultura más cercana a lo europeo y sus valores.

En medio de ese fermento de irracionalidad que es el electorado de Trump, el ya difunto agitador de masas tiroteado, Charlie Kirk, cumplía a la perfección el rol de traducir a mentes más que simplificadoras la realidad tan compleja del mundo, dándoles algunos tips, anatemas y demonios y recordarles las creencias de sus ancestros que, no se olvide nunca, son la base de la construcción de un Estado nacido por y para los blancos protestantes huidos de Europa.

Toda una escenografía de funeral. La viuda que perdona en tiempo récord al asesino de su esposo sobre un inmenso plató en el que Trump consuela, abraza, adoctrina, arenga a sus huestes como ya les jaleó para que tomaran el Congreso aquel aciago día en que los valores democráticos quedaron pisoteados por la horda que, de nuevo, vela sus armas para lanzarse a por el maligno, es decir (y según ellos) los progres del pensamiento ‘wok’ que asola el mundo y hay que redimirlo. Cruzada, grandeza de América, biblias en ristre, rezos como lanzas y anatemas como espadas. No es eso, no eso, que dijo el sabio escritor.

Este domingo se escenificó pues la misa-funeral laica del patriota americano. Sacando pecho. Con mártir ya al que ponerle velas. Ya tienen su víctima inmolada en el ara de la modernidad con la que no quieren pactar.

Aunque, tal vez, como en tantas Iglesias sucede, el demonio lo tengan en casa, muy cerca del corazón mismo de la bestia que se agita sedienta de enardecer a las masas.

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