El mejor momento del tren en España

03 de julio 2025 - 03:09

óscar Puente se hizo un nombre más allá de Valladolid, donde había sido alcalde, por la ferocidad de sus ataques a Feijóo en su debate de investidura; nombrado ministro de Transportes, se hizo un nombre con una frase que le persigue desde entonces: “El tren vive en España el mejor momento de su historia”.

No lo hubiera dicho. Se encuentra de baja por paternidad, pero es seguro que en un ministerio de semejante envergadura, con profesionales de reconocida trayectoria, a los que se suman los centenares de asesores propios del sanchismo, seguro que alguien habrá con la experiencia y la sensibilidad necesarias para arreglar las averías y problemas que han sufrido los trenes de Renfe. Por no mencionar que alguien habrá en el ministerio que además de solucionar los problemas de las red ferroviaria, sepa reaccionar ante los percances y situaciones de riesgo para la salud que han sufrido los usuarios de los trenes de Oscar Puente.

El Gobierno intenta salvar la cara buscando causas externas como las catenarias, el incremento de la competencia, la escasez de presupuesto o el sabotaje. Ninguna de esas causas sirve de justificación: no hay más presupuesto porque el Gobierno no ha aprobado los del Estado, pero en lugar de dimitir y convocar elecciones como hacen los Gobiernos democráticos, quiere mantenerse –dice– para defender a los españoles de un Gobierno que consideran de ultraderecha, con lo que implícitamente reconocen que se saben seguros perdedores. La mayor competencia no es tampoco argumento, esa tarea la sabe abordar cualquier gestor. Y el sabotaje no se ha podido probar.

No solo Puente está obligado a dar cuenta de su falta de responsabilidad. También el ministro de Interior, e incluso la ministra de Sanidad. Es intolerable que desde Protección Civil no se tomen las medidas necesarias para atender a los pasajeros, se les encierre en vagones sin aire acondicionado o sin calefacción, aguantando temperaturas gélidas o asfixiantes, que de todo ha habido en los últimos meses. Sin repartir ni un vaso de agua durante horas, ni un bocadillo, aunque entre los pasajeros había bebés, ancianos y personas enfermas. Con los aseos a rebosar de suciedad y los vagones insoportables por el hedor.

La corrupción de un dirigente político o empresarial no está relacionada solo con el dinero. También es corrupción dejar tirados a los ciudadanos en situaciones de emergencia. Y eso va por Puente, al que la baja por paternidad no debería impedir que diera instrucciones a quienes ha dejado al cargo de su ministerio. Y va también por Marlaska y por Mónica García. Ni protegen a los civiles afectados, ni cuidan su salud. Ni saben gobernar España ni saben qué hacer con los que consideran mejores trenes de España…

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