Una misma tribu

Aún somos incapaces de darnos cuenta de que todos formamos parte de una misma tribu

La historia del pueblo judío no cabe en esta columna , pero les diré que durante los años en que casi todo empezó , allá por esa parte del mundo comprendida entre el Nilo en el Oeste y el Tigris y el Éufrates por el Este; con el protagonismo de los Imperios de Egipto y Babilonia; en una tierra desértica rodeada de montañas ; y en la que se cruzaban las rutas comerciales que unían al golfo pérsico con el Mediterráneo y a Egipto con Asiria; en un mundo de religiones, lenguas y tribus permanentemente enfrentadas; ellos ya estaban allí. Hace ya más de tres milenios, incluso tuvieron un Reino Propio rodeado por arameos, filisteos, amalecitas, moabitas y amonitas, entre otros. Posteriormente Alejandro, el Imperio romano y Bizancio los convirtieron en vasallos y se rebelaron con la misma fiereza que muchos palestinos les repelen ahora a ellos.

Curiosamente, durante el medioevo y hasta el siglo XI, los judíos gozaron de buena situación bajo el dominio de los musulmanes, se adaptaron al mundo árabe, aprendieron su idioma y ascendieron en la escala social llegando incluso a formar parte de sus gobiernos. A partir de que el mundo musulmán perdiera su domino y éste pasara a la Europa cristiana, todo cambió drásticamente y la suya es la historia de un pueblo en fuga permanentemente mirado con animadversión y recelo. El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas aprobaron la creación de un Estado Judío y otro árabe en el mandato británico de Palestina. Fue el embajador soviético quien propuso que Israel fuera aceptado como miembro de pleno derecho de la ONU. El 14 de mayo de 1948 Israel se declara independiente y al día siguiente comenzó la guerra árabe-israelí.

Y así seguimos. De las divinidades y líderes que inspiraron a asirios, egipcios, griegos y romanos, ya no queda nada. ¡Cuántos mataron y murieron guiados por su fe en ellos! Pasará lo mismo con los actuales. El desierto cada vez tiene menos agua, pero los enfrentamientos entre quienes llevan más de tres milenios compartiendo diariamente el mismo sol y la misma luna permanecen inalterables en fondo y forma. Los seres humanos hemos evolucionado de ser primates avanzados a desarrollar la inteligencia artificial, y de saltar entre árboles a viajar por el espacio; pero aún somos incapaces de darnos cuenta de que todos formamos parte de una misma tribu que habita un pequeño pero precioso jardín en un rincón solitario del infinito universo.

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