Nazismo, siglo XXI

09 de febrero 2025 - 03:09

Cuando Hitler, considerando que el pueblo alemán era de una raza elegida, alcanzó el poder inició la persecución de los judíos alemanes y los fue obligando a salir del país que ellos consideraban su patria, luego endureció cada vez más leyes y finalmente decidió exterminarlos en cámaras de gas. Corrían los años 30 y 40 del siglo pasado. Desde hace décadas, el gobierno de Israel, apoyado siempre en el radicalismo ultrarreligioso más extremo, que considera que es un pueblo elegido, despoja al pueblo palestino de sus tierras, se salta todas las decisiones internacionales y arrincona a los palestinos en unos territorios miserables que, sin ayuda internacional, no son más que un desierto. Netanyahu no usa cámaras de gas, eso resulta anticuado, pero tiene los tanques, obuses, aviones y bombas más sofisticados que pueden diseñar los arsenales europeos y norteamericanos. Para Hitler los judíos eran el problema y había que exterminarlos. Para Netanyahu y Trump la solución que adivinan se parece cada vez más a que eliminados los palestinos se elimina el problema.

Cuando Hitler fue ocupando, por la cobardía de los gobiernos de Francia e Inglaterra, Checoslovaquia y Austria, e imponiendo gobiernos afines en otros países de los Balcanes y finalmente por la fuerza a otros estados, sus proclamas eran que el pueblo alemán necesitaba un espacio vital para crecer y demostrar mejor la fortaleza de su raza aria. Ahora Trump proclama que en su país no caben otros que los verdaderos americanos e incluso quiere tener más tierras, sea en Groenlandia o sea en Gaza, de modo que las empresas americanas dirigidas por los buenos americanos, es decir los capitalistas, tengan más sitios para extraer petróleo, o para ir a divertirse y bañarse en las cálidas aguas del Mediterráneo.

Este año 2025 se cumplirán ochenta años desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, desde enero de 1945 ya se habían liberado por las tropas soviéticas algunos campos de concentración, pero en abril la liberación de Buchenwald por los norteamericanos destapó al mundo todo el horror. Quizás tengamos que ver a Trump en las celebraciones de esos 80 años y con él se moverán los presidentes europeos haciéndole pleitesía, al igual que los cobardes fantasmas presidentes que no quisieron parar los pies a Hitler.

El fantasma que recorre Europa no es ahora el comunismo, se llama de nuevo nazismo, racismo, xenofobia. Y ningún país está exento, aunque por estas tierras ibéricas algunos lo camuflen con la financiación singular, la identidad singular, el España nos roba o la simple necesidad de siete votos para seguir en el trono, digo en la Moncloa. Vale.

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