La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo único importante es usted
Alas 10:55 de ayer recibí este whatsapp: “Parado en Ciudad Real. Y he salido de Sevilla a las 7:38”. La víctima tenía una importante reunión de trabajo en Madrid a la que no llegó. Aunque tuvo suerte: tardó cuatro horas y media, el doble de lo que debería, en vez de doce. ¡Y qué más da! Atrás, muy atrás, quedó la “aveuforia” del 92 y años sucesivos en los que creímos que éramos, del todo y para siempre, europeos. Es más, hasta superiores. Cogíamos el TGV francés o los freccia o flechas italianos (siempre maravillosamente retóricos ellos, les llaman Frecciargento, Frecciarossa o Frecciabianca) y nos parecían inferiores a nuestro glorioso y puntualísimo Ave. Hemos vuelto a los tiempos, que los más viejos conocimos, de la Renfe de los retrasos, las averías, los traqueteos. Muchas veces cogí el “catalán” o el “sevillano” que tardaba 18 horas en llevarnos a Barcelona o devolvernos a Sevilla.
Y Óscar Puente tan a gusto como el Gobierno al que pertenece. Si este incumple por tercer año consecutivo el plazo constitucional para presentar los Presupuestos Generales del Estado, si los escándalos cercan al presidente, al Gobierno y al partido, si ya no saben qué cortinas de humo pueden desviar la atención de los ciudadanos, si las malvas crecen sobre la tumba de Montesquieu, si sus compañeros de cogobierno le ponen zancadillas y sus apoyos le chantajean, ¿qué importancia tienen el caos ferroviario y el maltrato de los usuarios? Ninguna. Debe figurar entre sus últimas preocupaciones y prioridades.
Tal y como están las cosas, podrían tomar como himno el Total para qué te vas a preocupar, las cosas como vienen las tienes que tomar que cantaba Armando Moreno con la orquesta de Enrique Rodríguez; como sintonía de la actual TVE alfombrilla, la del Nodo; y como relato para que lo difundan sus medios afines el No hay novedad, señorabaronesa que cantaba Lina Francis con la orquesta Gran Casino: “José, José,/ aquí la baronesa…/ Llamé por preguntarte/ si en el palacio hay novedad./ No hay novedad, señora baronesa./ Sólo pasó que un rayo cayó anoche/ y del palacio hizo un solar,/ y que después lo que quedaba / se lo ha llevado el huracán. / Por lo demás, esto es un paraíso,/ aquí no pasa nada,/ la cosa está tranquila./ No hay novedad, señora baronesa”.
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