No es no

30 de septiembre 2025 - 03:08

Leo con escándalo el artículo del compañero Jorge Muñoz sobre la forense para la que la Fiscalía de Sevilla pide tres años de cárcel por delitos contra la integridad moral de tres jóvenes agredidas sexualmente, a las que les dijo barbaridades de este calibre: “No tendrías que haberle besado, es de esperar a lo que ibas y tendrás que asumir las consecuencias. No se puede ir animando a los chavales para luego decirles que no… Decís que se la encontraron sin bragas, pero no sabemos si salió con bragas porque ahora es la moda, salir sin bragas. ¿Tú sales así vestida?... ¿No será que querías, pero no te acuerdas? ¿Por qué subiste a su casa? ¿Por qué te dejaste quitar la ropa? ¿Por qué no te fuiste corriendo?”.

Aunque el aumento de comportamientos machistas agresivos entre los jóvenes, la hipersexualización y el consumo temprano de pornografía obliguen a poner a las jóvenes en guardia contra los depredadores sexuales de su misma edad, es urgente decir una y otra vez –poniéndonos en los extremos aludidos por la acusada– que las chicas pueden ir hasta donde quieran en sus relaciones cortando en el momento que lo deseen, que pueden ir sin bragas y hasta desnudas sin que ello suponga una invitación a ser abusadas, que pueden animar a sus parejas y decirles que no cuando lleguen a un punto al que ellas no quieran llegar, que pueden subir a la casa de quien les apetezca y hacer allí lo que deseen cortando en el momento en que decidan hacerlo. Siendo en todos los casos ellas quienes fijen los límites por muy lejos que se haya ido. No es no. Y punto. Toda otra cosa es agresión.

Las palabras intolerables de la acusada remiten al viejo machismo casposo que justificaba o disculpaba la agresión sexual porque el agresor había sido “provocado” por la víctima. Hace años los jóvenes llamaban “calienta pollas” (expresión grosera, lo sé, pero de uso común) a la “persona, especialmente mujer, que incita sexualmente a un hombre, pero se niega a llegar a la cópula” (Diccionario del español actual) o a la “persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo” (RAE), definiciones que deberían cambiarse por vejatorias y culpabilizadoras. No es no. Sin disculpas, justificaciones o atenuantes de “provocación”, “incitación” o “excitación” para quien no lo respete.

stats