Un nuevo agosto

Es de esperar que el turismo interior y el que nos llegue puedan aportar una inyección a la economía provincial

Comenzamos de inmediato un nuevo mes de agosto en el que, sea de la forma que sea, muchas personas entramos en modo de vacaciones y muchos asuntos de la actualidad política habitual desaparecen por completo del panorama.

Cabe la posibilidad de que los problemas profundos a los que nos vamos a tener que enfrentar a partir de otoño (si se cumplen los malos augurios en relación al corte total o parcial del suministro de gas ruso a varios países de la Unión Europea), no estén presentes en las preocupaciones de agosto. Eso sería comprensible, aunque eso no significa que no haya que estar atentos a ello.

Al problema de la probable necesidad de acometer medidas de ahorro de energía, se une la persistencia de una inflación del 10,8%, según los datos publicados ayer, que está comprometiendo la capacidad de compra de miles y miles de familias haciendo que muchas de ellas no puedan llegar a final de mes. Y menos mal que el Gobierno ha adoptado medidas para paliar parte de estos impactos; medidas que sólo pueden valorarse positivamente. A pesar de ello, el panorama es difícil para mucha gente.

Pero agosto está aquí y seguramente pasará como siempre y habrá una especie de anestesia informativa junto a un distanciamiento de la sociedad de los problemas cotidianos desconectando de la actualidad para poder disfrutar del descanso. Algo que es claramente necesario para poder retomar el regreso en septiembre con fuerzas renovadas para afrontar un otoño complejo.

En el caso de nuestra provincia, es de esperar que el turismo interior y el que nos llegue de fuera puedan aportar una inyección a la economía provincial ya que tenemos una provincia con un gran atractivo turístico que permite aspirar a un buen verano.

Pero cuando pase agosto hay que seguir trabajando duro para hacer posible reforzar nuestras infraestructuras, concretar los importantes proyectos estratégicos como la aspiración a disponer de la Agencia Española de Inteligencia Artificial o el IFMIF-Dones y reforzar nuestros servicios públicos, (entre los que destacan la Universidad y la sanidad pública), para aprovechar tendencias de innovación que nos pueden situar en vanguardia en un futuro próximo.

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