Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

El oráculo andaluz

La injusticia con Garnata fue acogida con regocijo y satisfacción, pero Hadira y Almariya se quejaron

Y Garnata, condenada por la ira del supremo Infante, comenzó a vagar 45 años por el universo andaluz, por negarse a reconocerlos a él y a Andalucía como sumos creadores, y por reclamar su propia tierra y su libertad.

Confusa y aturdida comenzó su extraño viaje por ese nuevo firmamento concebido por esos dioses que ahora la reprobaban y desterraban, la apartaban de sus posesiones y privilegios, la condenaban al ostracismo, a la pobreza y al desamparo, y lo más grave, la alejaban de quienes hasta entonces la querían, los granadinos, muchos de ellos ahora trocados en cobistas del nuevo mundo andaluz y que ya renegaban de ella, de sus virtudes, logros y hazañas, para congratularse con sus nuevos dioses supremos, los semidioses lacayos y sus herederas favoritas, Híspalis y Malaka, deshaciéndose en lisonjas y adulaciones hacia el olimpo infantiano.

La injusticia con Garnata fue acogida con regocijo y satisfacción por aquéllas, pero Hadira y Almariya se quejaron ante el Supremo de la condenación de su hermana, y osaron desafiar su paternidad al sospechar que tampoco eran ni sus hijas ni hijas de Andalucía.

Ante tanta desfachatez y traición, Infante, que descansaba sobre una de las columnas del Olimpo mientras acariciaba a su león preferido, estalló de ira e hizo temblar a todo el olimpo andaluz, que temió desmoronarse por la cólera de su creador. A la orden de su dios, Gades, resentido con Garnata por Al-Yazirat, ejecutó la orden suprema de secuestrar a sus hermanas Hadira y Almariya y enviarlas al inframundo andaluz "¡Allí no os traicionarán más!" sentenció ufano ante Infante y Andalucía, vanagloriándose de su hazaña.

Entretanto, Garnata seguía vagando por ese cosmos turbador y desconocido, entre papeletas de referéndum, abstenciones, nóes, panfletos andaluces, culturas y nacionalidades histéricas e identidades imaginarias, y cientos de folios de Estatutos que flotaban en la ingravidez del universo andaluz.

Su primer encuentro fue con un desconcertante personaje, un tal Baco, que perezoso yacía sobre uno de los ajados pergaminos del Estatuto de 2007. Era su Preámbulo, y Garnata pudo entrever, a pesar de la corpulencia de aquella criatura, su 4º párrafo, que sentenciaba que Andalucía tenía "gran parte de su territorio articulado en torno y a lo largo del río Guadalquivir", lo cual le hizo reflexionar, aunque poco le duraron sus pensamientos… "¿Cómo es que no te atiborras de mariscos?", le interpeló de pronto su interlocutor mientras se zampaba una langosta "¡Paga la diosa Andalucía!", añadió. Garnata se quedó gélida. Pero como Garnata razonaba, Híspalis y Malaka decidieron consultar al oráculo andaluz…

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios