Una paz que también afecta a España

Crónica personal

14 de octubre 2025 - 03:07

Trece de octubre de 2025. Una fecha para recordar. Si se cumple el acuerdo de paz, supondrá un hito en el siempre convulso Oriente Medio que afecta a la historia del mundo, incluida España.

Las escenas de emotividad vividas ayer superan todo lo conocido hasta ahora: el regreso a casa de los 20 rehenes liberados por Hamas, una alegría desbordante que conmueve a cualquiera con una mínima sensibilidad, se contrapone al dolor profundo por los 22 rehenes que no lograron sobrevivir a la tortura de más de 700 días enterrados en vida en los túneles de Gaza, con malos tratos, violencia y falta total de cuidados. Al menos descansarán en su tierra y los suyos podrá honrar su memoria.

Pedro Sánchez ha acudido a los actos de la firma invitado por uno de los impulsores de la negociación, el presidente egipcio. El presidente español no ha tenido ningún papel ni mérito en esas negociaciones, como tampoco el resto de los presidentes de la UE; pero Al Sisi creyó adecuado invitarlos. A Sánchez le faltó tiempo en aceptarlo, en su empeño por reivindicar que ha sido el primer jefe de gobierno europeo que defendió la creación del Estado Palestino, aunque es una vieja reivindicación de la izquierda y varios partidos centristas desde hace décadas. Sánchez, eso sí, fue el primero en hacerlo estos días en los que se buscaba el fin de una guerra brutal e inhumana iniciada por Hamas, y Netanyahu actuaba con una virulencia que echó por tierra la idea de que Israel se movía siempre dentro de los principios de las democracias.

Donald Trump ha logrado un éxito sin paliativos, hay que reconocer su trabajo inconmensurable para que este acuerdo fuera posible, y agradecérselo aunque a nadie se le escapa que además de fomentar su ego, se le presenta una gran oportunidad de incrementar su inmensa fortuna contribuyendo a la reconstrucción de Gaza.

El presidente español tenía motivo para sentirse satisfecho de ser invitado por Al Sisi, aunque hoy no es un dirigente con gran aceptación en el escenario internacional, excepto en los países de la izquierda recalcitrante y dictatorial. Trump le detesta y, si pudiera –así lo ha dicho– lo expulsaría de la OTAN por su falta de solidaridad con esa organización que garantiza la seguridad y defensa en sus socios.

En la crisis de Oriente Medio es donde el presidente español ha ofrecido peor su rostro de estadista por no coordinar sus decisiones con sus socios atlánticos y por dejarse llevar de su animadversión hacia Netanyahu y Trump hasta el punto de perder sus referencias: llevó al Congreso un embargo de armas a Israel cuando faltaban pocas horas para que se llegara a un acuerdo de paz.

Eso sí, le ha faltado tiempo para apuntarse a la firma del acuerdo. Su egolatría y oportunismo por encima de todo. Dicho esto, solo cabe desear a palestinos y judíos una paz definitiva.

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