
La ciudad y los días
Carlos Colón
Los dos Calvo Sotelo
Tras el enésimo agravio de la Junta de Andalucía para con el Parque de las Ciencias, cualquier observador imparcial debe hacerse dos preguntas, la primera qué tiene Moreno Bonilla contra el Parque y contra Granada y la segunda qué intenciones tiene con respecto al futuro del segundo museo más visitado de Andalucía. A la luz del acoso y derribo perpetrado desde San Telmo contra el mismo, responder a ambas preguntas es absolutamente pertinente.
Tras llevarse la gestión del Parque a Sevilla, intentar poner en marcha una institución calcada en Málaga y recortarle un millón de euros en los presupuestos del año en que se conmemora su trigésimo aniversario, el Gobierno andaluz, utilizando torticeramente al director dimisionario, ha despedido con un infame burofax, a tres de los asesores más prestigiosos con que pueda contar un equipamiento de estas características, entre ellos al que fuera su inspirador, primer director y auténtico alma mater, Ernesto Páramo.
Hasta la llegada de Moreno Bonilla a San Telmo, el Parque de las Ciencias fue uno de los escasos espacios públicos de consenso, en el que las instituciones y partidos políticos consiguieron ponerse de acuerdo en casi todo, hasta convertirlo en un referente nacional e internacional en el terreno de la divulgación científica, por lo que el presidente de la Junta debe explicar a Granada, por qué quiere descapitalizar, económica y humanamente a este equipamiento. Ya hay quien apunta directamente al interés de Bonilla de que se apague el brillo del parque granadino, para poderse así volcar en que alumbre una institución similar en su malagueña tierra natal.
Debería nuestro Hijo Adoptivo explicarnos también cual es su hoja de ruta para el Parque, porque a la luz de sus decisiones no sería nada descabellado pensar en una privatización, más o menos encubierta, en beneficio de alguno de sus múltiples amigos con ganas de hacer negocio con el dinero público y mucha docilidad para aceptar decisiones políticas y poco o nada científicas, cosa que nunca aceptarían personas como las cesadas de forma tan innoble.
Se equivoca mucho Bonilla, si cree que decisiones tan infames como esta le van a salir gratis, porque la paciencia de esta tierra está llegando al límite y lo que es peor, está instalando en el pensamiento de miles de granadinos, la idea de que, intencionada y conscientemente, la Junta de Andalucía va a por esta ciudad.
Solo una cosa más me sorprende el pasotismo de los responsables institucionales granadinos ante semejantes agravios. Nuestra indolencia es la mayor aliada de quienes nos ningunean y expolian, por la sencilla razón de que con ella, sus tropelías les salen gratis en las urnas que es donde más les duele… Ustedes mismos.
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