Es muy normal que estemos todos de mal café estos días o de mal colacao si usted, que nos lee, nunca le vio la gracia a cambiar el sabor dulce de la infancia por el amargor de lo adulto. Es muy lógico que nuestros pensamientos sean de miedo, que nos de paranoia, que no podamos dormir bien, que estemos hartos y sólo vayan dos días ¿o eran tres? Que empresarios, trabajadores y parados vean que las consecuencias van a ser terribles. Y que cada día rebusquemos en la ciencia intentando buscar soluciones a este bicho que nos ha caído encima de tan mala manera. Es muy normal que tengamos un humor de perros, ansiedad y picos de estabilidad hasta el disparate. No obstante, intentaremos que en este lapidario donde acostumbrar a 'lapidar' actitudes políticas e institucionales con mayor o menor tino lo convertiremos de ahora en adelante en una cosa para rebajar el mal café para ver lo que se está haciendo bien llegado el caso y para aportar un miligramo de esperanza y del mejor humor que podamos, dentro de nuestra posibilidad, a todo esto. Hasta el café de mañana, Granada.