Reglas no escritas

18 de noviembre 2025 - 03:07

Desde que España abrazó la democracia se instauraron unas reglas no escritas de honestidad y decencia política respetadas durante décadas por todos los mandatarios, con independencia de su ideología. Sin embargo, estos códigos de conducta democrática empezaron a tambalearse con la estulticia maliciosa de Zapatero, cuando el todo vale empezó a instalarse con la excusa de la progresía y la superioridad moral de la izquierda.

Pero la aniquilación del respeto a los pilares no escritos de nuestra democracia es producto final del desprecio de Sánchez a quienes se oponen a sus dictados inconstitucionales/antijuridicos/antidemocráticos, con la consiguiente erosión de las instituciones que tanto nos ha costado consolidar para mantener el equilibrio democrático.

Los ejemplos de deshonestidad hacia esas normas implícitas son innumerables y van 7 años: las dimisiones no existen; mentir es cambiar de opinión; imputaciones que imposibilitan continuar gobernando –su mujer, su hermano, sus dos secretarios de organización, uno en la cárcel, el fiscal general…–; pulseras anti-maltrato; fontaneros de Ferraz con presuntas extorsiones a fiscales; maniobras de aforamiento; financiación irregular, etc.

Pero el sanchismo ha dinamitado muchas más reglas de la democracia: gobernar por Decreto-Ley; no cumplir leyes cuando no les gustan –la última, sobre indemnizaciones por retrasos del AVE, ha avisado Óscar Puente–, gobernar sin el Parlamento, no convocar elecciones cuando se es incapaz de aprobar los PGE, contraviniendo un mandato constitucional expreso, resistirse a acatar las sentencias judiciales cuando no son de su agrado, resistencia acompañada siempre de la acusación de lawfare -sentencias que casualmente se convierten en garantistas y democráticas si les favorecen-, señalamiento periodistas y medios disidentes de la ideología oficial –ahora tachados de pseudomedios–; señalamiento público en listas negras de quienes, en el ejercicio de sus derechos de libertad ideológica, religiosa y de objeción de conciencia, no quieren practicar abortos; falta de transparencia y hermetismo sistemático sobre Sánchez…

Esto es síntoma de un país democráticamente enfermo, donde las libertades, la honestidad y el equilibrio de poderes han sido sustituidos por los deseos del gobernante/autócrata. En cualquier país de nuestro entorno esas reglas no escritas son sagradas, menos aquí…

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